Mirando lo que está pasando de fondo en nuestra provincia de Manabí no hay nada más cierto que esa frase. 

¿Dónde están esos hombres forjados de valentía, honorabilidad, ética profesional y de carácter?, ¿Dónde están los Eloy Alfaros, los Horacio Hidrovo, los Carlos Pólit Ortiz (considerado manabita de corazón), los Lenin Chiriboga, y tantos otros que le cambiaron la vida a Manabí profundamente? 

Se han ido sin dejar huellas de que algún día existieron a través de sus ejemplos e imitación de valentía, discernimiento, capacidad de enfrentar desafíos y amor a su provincia. 

¿Qué es lo que tenemos a cambio ahora? Pienso en ciertos oportunistas políticos y empresarios que solo miran desde el otro lado de la cerca cuidando sus puestitos, carguitos y sus negocitos, que tal vez a través de ello disfrutan un estilo de vida que va más allá del buen vivir que promociona el gobierno. 

Aportar o criticar el estado actual de nuestra provincia al parecer les genera un temor a que sus intereses económicos o políticos sean afectados. 

Muchos de ellos se están guardando para que cuando venga otro gobierno, si es que viene, comiencen el show nuevamente de rasgarse sus vestiduras frente a la televisión y al micrófono y comernos al cuento. 

Ese día, si llegase, les preguntaré: ¿dónde estuvieron cuando la provincia más los necesitaba y mientras otras provincias decidían nuestro futuro? No todos son así, claro está, ni mucho menos este gobierno es inquisicionista. Existen líderes políticos y empresariales que tienen buenas intenciones y hacia ellas enfocan su trabajo. Pero por decir solo en Manta, ¿dónde están los presidentes de la junta cívica, cámaras industriales, organizaciones gremiales, entre otros? 

Es difícil entender por qué no existe una unión o no existe un ciudadano o un grupo de ciudadanos que digan es hora que arrimemos el hombro y unamos a todas las instituciones para que, unidos, aporten a las iniciativas que desde arriba o desde los costados nos las están mandando a hacer

El gobierno acabó de aprobar para que Obedrecht se haga cargo de la ampliación del puerto de Manta por 175 millones. Sus obras deberían comenzar antes del fin de año. Esta aportación y espaldarazo del Estado es clave para el éxito de la futura concesión del puerto. A los líderes manabitas al parecer no se les escuchó celebrar tan importante anuncio. 

Mi pregunta es: ¿qué pasaría si más adelante el gobierno desiste de tal inversión y la concesión ni siquiera se concrete? ¿Seguirá siendo nuestra indiferencia el denominador común en la provincia? Ojalá no lleguemos a considerar este escenario..