Actualizado hace: 930 días 16 horas 11 minutos
Investigación
La peor droga llegó a Manabí

Roberto gritaba junto a su primo que iba al volante. Le pedía que se apurara, que se pasara los semáforos, que llegue pronto porque se sentía morir.

Domingo 05 Octubre 2014 | 10:08

El cuerpo de Roberto (identidad protegida) temblaba febril. Vomitaba los líquidos gástricos que salían de su estómago vacío, se retorcía del dolor articular. “No podía caminar, me había arrastrado al carro para suplicarle que me llevara a comprar”, recuerda.
Cuando llegaron a una esquina en un barrio de Portoviejo el primo adquirió y le suministró una dosis que lo calmó. 
ENCADENADO. Hace tres años (cuando tenía 23) Roberto conoció la heroína, llamada popularmente como “H”. Había empezado con marihuana, siguió con cocaína y luego lo que ahora denomina su “infierno”.
Una tarde de febrero su vendedor habitual le obsequió esta “novedad” y la aceptó. Roberto era taxista y aprovechó una parada para probarla en el baño de una gasolinera. Una hora después regresó a comprar una dosis a 15 dólares.
“A diferencia de las otras no huele casi nada. Llegué hasta consumirla en el baño del shopping”, relata.
No pudo dejarla. Necesitaba una dosis tras otra para evitar la terrible reacción. Su adicción se disparó. “Vi al diablo”, recuerda.
La crisis en su familia se agravó por los frecuentes robos, episodios de agresividad y crisis económica que culminaron en la separación con su esposa, quien se llevó a su pequeña hija. También abandonó su carrera universitaria que quedó en  el quinto semestre.
En tres años el tiempo máximo que Roberto ha logrado no consumir “H” son ocho meses. Ha ingresado siete veces a clínicas de rehabilitación y salido seis. Hoy cumple 17 días de su última dosis internado en uno de estos centros.
“Antes era difícil, ahora es fácil conseguirla. Venden paquetes de hasta tres dólares. Usted ni se imagina toda la gente de aquí, hombres y mujeres, de toda clase social, que consumen esto”, confiesa Roberto.
COLEGIAL. Eduardo la probó por curiosidad a los 16 años en un colegio de Guayaquil. Después de jugar un partido fue con sus compañeros al baño y uno se la ofreció. Como antes había probado cocaína y marihuana la aceptó.
Ese mismo día, con el dinero que le dieron sus padres para el refrigerio compró su segunda dosis en dos dólares: una pequeña cantidad de polvillo color café claro en una funda de bolo.
Desde entonces compraba a diario todo lo que podía en “H”. Sólo la dejó temporalmente cuando cayó preso un año después. Antes de eso robó dinero del local de venta de queso de sus padres, vendió pertenencias, y hasta asaltó a otro adolescente quitándole un moderno celular que vendió en 80 dólares.
“Usted no sabe lo que es esa desesperación. No se lo deseo ni a mi peor enemigo”, cuenta. 
PRISIÓN. Su consumo tuvo una pausa cuando al ingerir la droga en un parque fue detenido por la Policía. Mientras pasó en una celda provisional por seis días no pudo conseguirla. Desde su celda gritaba del dolor pidiendo que lo mataran, recuerda.
Luego lo trasladaron a una prisión donde retomó el consumo. “Ahí había de todo sólo que un poco más caro. La media funda la venden a tres dólares”, recuerda.
Pasó seis meses en prisión y salió a las 04h00 de un lunes de agosto hace más de un año. Antes de ir a su casa logró comprar heroína y no paró su consumo hasta hace nueve meses cuando ingresó a una clínica de rehabilitación.
No lo hizo por voluntad propia: tras una sobredosis de más de 20 paquetes cayó tendido en medio de la calle, terminó en el hospital donde de inmediato sus padres decidieron internarlo. Ahora tiene 19 años y se recupera en Portoviejo.
CONFIRMADO. Policía Antinarcóticos, autoridades sanitarias, psicólogos y hasta consumidores reconocen a la heroína como la “peor de las drogas” por su poder adictivo.
Agentes de control antinarcótico, que pidieron la reserva de sus nombres, cuentan que por primera vez en Manabí este año se ha decomisado esta sustancia lista para su distribución y consumo local.
De 337 operativos en cuatro se la ha detectado en intervenciones en sectores como San Alejo y San Pablo de Portoviejo.
“Antes se la encontraba cuando intentaban sacarla del país, ahora como eso es más difícil la distribuyen localmente”, cuenta un uniformado.
“Arturo”, un consumidor, confiesa que aunque es más cara ya se distribuye en ciudades como Manta, Portoviejo y Chone.
Delia Montero, psicóloga clínica con 16 años de experiencia en el manejo de adicciones, cuenta que aunque se reportan casos aislados, es preocupante que ya existan adictos a la heroína. “Es una droga muy fuerte y su síndrome de abstinencia (la reacción del cuerpo al dejarla) es muy dolorosa”, explica. 
CONFUSIÓN. Gerardo Peña, encargado en Manabí del área de Prevención del Consejo Nacional de Control de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas (Consep), señala que otro riesgo es que lo que se está vendiendo localmente no se trate sólo de heroína sino de otras drogas como la ketamina. Por ello alerta sobre la “fama” que se crea alrededor de estas drogas que en lugar de desalentar estimula su consumo.
Una funcionaria de la Coordinación Zonal de Educación, que pidió la reserva de su nombre, confirmó que hasta ahora no hay reportes de heroína en planteles educativos.
Compartir en Facebook
Compartir en Twitter
  • ¿Qué te pareció la noticia?
  • Buena
  • Regular
  • Mala

Más noticias