Asegura que se dedicó a esta actividad por la falta de empleo y “porque tenía gusto por la música”.
Al no tener el vozarrón para “atraer o espantar” a las personas en el micrófono, entonces prestó dinero a sus familiares para comprar parlantes, un equipo de sonido y un ecualizador.
Los resultados surtieron efecto a los pocos días, dice, ya que la calidad del producto y la seriedad en el negocio lo ubicaron “entre los preferidos” del público, que lo busca para que les recomiende los éxitos del momento.
Darlin Salvatierra vive en la ciudadela 4 de Agosto. Trabaja de lunes a domingo. A su público le gustan las cumbias, reggaetón y las canciones románticas. “Muchas veces me piden asesoramiento para saber qué música llevar, y en la siguiente visita sólo dicen deme lo que usted sabe”, comentó.