Actualizado hace: 931 días 4 horas 44 minutos
Richard A. Bowen Muentes
Crucita, un balneario abandonado

No sabría cuantificar las obras que merece tener Crucita, lo cierto es que ha estado creciendo en población y en ornato de manera desordenada por la pasividad de sus dirigentes locales, del cantón y el descuido de sus autóctonos habitantes; pero también de los migrantes que una vez radicados, no han sabido valorar este hermoso lugar tranquilo y acogedor.

Miércoles 17 Septiembre 2014 | 04:00

 Todo aquello ha servido para que este inigualable sitio, esté descuidado y sufriendo los embates de la naturaleza que cada año y en cada invierno el mar le está quitando apresuradamente un poco de su amplia playa - como la tuvo hace 50 años.. Ya no es “Crucita la bella”, como un inspirado personaje la denominó, sólo es un rincón que nos invita al descanso, a la meditación, al recuerdo; pero que sólo está cubierto con el manto gris de las promesas y el olvido, producto de los ofrecimiento de campaña de los políticos de siempre. Los que vivimos en este cantón no debemos olvidar, que para lograr estar legalmente considerado como parroquia, actuaron frontalmente un grupo de personas decididas y futuristas que bien argumentados presentaron propuestas contundentes ante las autoridades competentes, con el fin de convencer a muchos ciudadanos, que en esa época se oponían a tan importante proyecto de creación de este balneario como parroquia de nuestro cantón Portoviejo. Fue el resultado de una gran lucha de  visionarios portovejenses como el Dr. Jacinto Kon Loor, exalcalde del cantón Portoviejo, en la época de dictadura militar, que pusieron la mirada al futuro turístico de los que vivimos en este cantón y para que también disfrutaran los visitantes de otros lugares del país y el extranjero.

Las organizaciones sociales, la prensa, las radiodifusoras, las autoridades locales y los políticos de profesión que han ofrecido tanto en sus campañas por conseguir votos a su favor, una vez terminada la campaña política, donde se ha gastado el dinero del país de manera indiscriminada, deberían retomar esta tarea para ayudar a ordenar y reconstruir una admirable y agradable Crucita, de la que de verdad  los portovejenses nos sintamos orgullosos y seguros. En este momento las embarcaciones para la pesca cotidiana están sobre el destruido malecón. Las obras de la parroquia Crucita, “La Bella”, no se han iniciado.  Y si el Alcalde recientemente posesionado junto con sus concejales no se interesan, terminaremos por verla en poco tiempo destruida y sin futuro. De nada habrá servido la lucha de un grupo de soñadores, como fue don Adriano Zambrano Palma.
 
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