La parroquia Sixto Durán Ballén se abastece del agua que genera un pozo profundo construido hace más de 10 años y que provee el líquido vital entubado a 70 familias de la cabecera parroquial.
Pero, por problemas de sedimentación y el diámetro de la tubería, el agua está escaseando y su color es amarillento y no apta para el consumo humano.
Anyer Cevallos, teniente político y presidenta de la junta de agua potable, informó que solicitaron al municipio que solucione este problema. Técnicos que hicieron la inspección indicaron que era necesario la construcción de un nuevo pozo. El alcalde Ramón Vicente Cedeño se comprometió a realizar esta obra, pero la funcionaria espera que hasta que el nuevo pozo esté listo se instale mangueras de una pulgada para mejorar la presión y que el servicio llegue a más usuarios.
Marisol Durango, tesorera de la junta de agua, informó que los 70 usuarios pagan entre 2 y 5 dólares, con lo que se recauda aproximadamente entre 120 y 150 dólares mensuales que sirven para pagar al operador y el saldo se lo utiliza en mantenimiento y otros rubros.
La morosidad en el pago de este servicio es elevada en esta parroquia, agregó la dirigente.