Uno de ellos es Pedro Piguave, quien tiene 10 años vendiendo pastelillos en la acera del edificio de la Corporación Nacional de Electricidad (Cnel). Él cree que el desempleo justifica la presencia de comerciantes informales en la vía pública.

En cambio Manuel Orozco tiene pocas semanas vendiendo música cristiana en CD en este mismo lugar. Él llega de Portoviejo y se instala frente a la Cnel porque hay más oportunidad de vender por el público que llega a pagar la luz.

Solo en esta cuadra, que cubre el edificio de la Cnel, hay más de una docena de vendedores que ofertan pastelillos, carteras, dulces, cigarrillos, medicina natural, zapatos y música. También servicios de copia de llaves, reparación de celular, recargas y lustrado de zapatos.

En esta misma zona se ubica el edificio del Banco del Austro, a cuyo portal han llegado nuevos informales.

Comisaría. Carmen Cárdenas, comisaria municipal, indicó que se trabaja en un plan para reubicar a los informales a otros espacios sin cortarles su derecho al trabajo.