La tagua proviene de una palma llamada “mococha” y es la semilla de esta planta, la cual nace en los sectores montañosos de Manabí como Jipijapa, Flavio Alfaro y Santa Ana.

Cuando la tagua está verde, es comestible, pero una vez seca, es conocida como “el marfil vegetal” y utilizada para crear figuras decorativas.

Jonny Cobeña, propietario del local Tropical Palm, lleva más de 20 años en la comercialización de estas  artesanías.

 

 PROGRESO. Cuenta que inició fabricando llaveros y actualmente se dedica a la creación de bisutería de colores. “Nos especializamos en pulseras, collares y aretes de colores”, explicó.

Cada pieza de tagua es secada, cortada y pulida, para luego darle la forma deseada. “Una vez hechas las piezas para collares o figuras se hierven con tinte vegetal de color y se vuelven a pulir”, explica Cobeña.

La mayoría de estos productos son comercializados a nivel nacional en lugares altamente turísticos como Montañita, Montecristi, Baños y Puyo. 

 

 PROMOCIÓN. En el local de Artesanías “Karen”, Pilar Quispe, propietaria del lugar, confecciona cerca de 600 llaveros tallados en tagua con figuras de animales emblemáticos de Manabí.

Cuenta que el destino de esta mercadería es Honduras.

Según Quispe, los precios varían si las artesanías son vendidas al por mayor o por menor. También depende del tamaño y la labor.

“Una pieza para realizar un collar cuesta 3 centavos, y un adorno grande como un águila o un delfín tallado en tagua, costaría entre 30 y 40 dólares”, explica. 

Darío Zambrano viajaba hacia Chone y decidió parar en uno de estos locales para comprar artesanías. “Son muy económicas y bonitas, llevo collares para mis hijas y adornos para la casa”, expresó.

 

 PEDIDO. Integrantes de la Asociación de Artesanos mencionaron que anhelan la construcción de un mercado artesanal en el sector, para tener una mejor comercialización.