Actualizado hace: 936 días 3 horas 17 minutos
La voluntad y el desarrollo
La voluntad y el desarrollo
Por: Jorge Maldonado
[email protected]

Miércoles 03 Septiembre 2014 | 04:00

Es conocimiento común que el desarrollo de una comunidad, un pueblo, un cantón o una provincia, sólo es posible cuando los habitantes de esa área pasan de la condición de espectadores a protagonistas del proceso. Las razones son muchas y tienen relación con la voluntad para el cumplimiento de las tareas que impone ese proceso.

Si tomamos como ejemplo un barrio cualquiera de cualquier ciudad, veremos que la característica más visible del nivel de desarrollo es su presentación, su limpieza. Habrá basura en sus calles y la maleza ganará terreno, porque los vecinos no tienen voluntad para las pequeñas tareas de limpieza.  
De nada servirá que los empleados municipales limpien las calles y que los carros recolectores pretendan retirar la basura de los domicilios, si los vecinos continúan arrojando a la calle los desperdicios.
Y es que el desarrollo es fruto de la actitud positiva, optimista de los beneficiarios y actores del desarrollo. 
Un colectivo que anhela desarrollarse, mantiene vivas las inquietudes de los vecinos y las apoya; proyecta planes para el mejoramiento de la vida de los habitantes, los discute y mejora de manera constante; plantea sus proyectos a la autoridad y participa en la toma de decisiones.
Cada uno de los habitantes se siente beneficiario de las obras, por pequeñas que sean, las cuida y evita que se deterioren.
Esta última afirmación me recuerda un corto desplazamiento en el Metro de Caracas, entonces recientemente  inaugurado. 
Había sido invitado a ese recorrido un personaje importante que llegó acompañado de numerosos periodistas. El personaje respondía preguntas de los comunicadores y los fotógrafos intentaban captar imágenes, pero el ambiente es estrecho. Alguno de ellos pretendió cumplir su propósito parándose en el asiento del Metro. Inmediatamente se produjo la reacción de usuarios caraquenses que reclamaron por el daño que causaba a “su” Metro.
Es claro, entonces, cómo Guayaquil salió del empantanamiento en que se encontraba; hubo líderes que convencieron a sus habitantes que deben ser protagonistas de su propio desarrollo y estimularon  esa actitud con mucho trabajo institucional y energía. 
Primero Febres Cordero y luego Nebot, han fortalecido la voluntad ciudadana de los habitantes de Guayaquil que, paulatinamente, han accedido a elevados niveles de desarrollo urbano y ya no se bajarán de ahí.
Porque tienen despierta la voluntad de avanzar en el proceso.
Una localidad en donde algunos de sus habitantes se roban las tapas de las alcantarillas y otros excavan las calles que han sido recientemente pavimentadas, donde el agua potable se desperdicia por días en roturas en la tubería, donde rompen las luminarias, etc. no accederá a mejores niveles de desarrollo, hasta que su población se vuelva protagonista del proceso.
  • ¿Qué te pareció la noticia?
  • Buena
  • Regular
  • Mala

Recomendadas para ti:

Más noticias