Dirigida por Benoit Delépine y Gustave Kervern, que la han definido como "un poema visual", la película y su protagonista han pasado con bastante discreción por el Festival de Venecia, donde compite en la sección Horizontes.
Se trata de un relato pausado y minimalista sobre un hombre quemado por su vida familiar y laboral (es empleado de una compañía telefónica), que un viernes 13 decide escapar en bicicleta a las montañas de Provenza y dejarse morir ahí.
La película se rodó en 9 días, con un equipo básico y poco presupuesto. La idea desde un principio es que Houellebecq fuera el protagonista.
"Me parece muy divertida la idea de que me propongan ser actor, nunca lo habría pensado y, para ser honesto, pensaba que no sería capaz", ha dicho hoy en Venecia el escritor, que acaba de estrenar "El secuestro de Michel Houellebecq", dirigida por Guillaume Nicloux.
Pero si en aquella Houellebecq se limitaba a hacer de sí mismo, aquí se mete en la piel de un personaje de ficción.
"Estoy acostumbrado a meterme en la cabeza de los personajes de mis novelas, en ese sentido no ha sido complicado. Y en su día gané una oposición para la administración pública, aunque nunca ocupé el puesto. Así que me podía imaginar perfectamente que la vida de Paul era la mía", ha explicado.