A pesar de ser cariñosa, Tucker es una gata con muy pocas posibilidades de que alguien la adopte debido a una singular enfermedad en los músculos de su rostro, que le dan el aspecto de estar siempre triste.
Ella reside en un albergue en Washington, Estados Unidos, donde fue abandonada por sus dueños.
Además de dicha enfermedad muscular, Tucker padece una enfermedad en las articulaciones, lo que le dificulta caminar. Así como un desorden sanguíneo que le hace la piel muy delgada y la deja muy expuesta a lastimarse.