Actualizado hace: 935 días 19 horas 12 minutos
Fernando Naranjo-Villacís
¿Eres feliz..?

¡Nacemos para ser felices! Mantener este precepto, a lo largo de nuestro transitar por este valle de aventuras terrenales, constituye el sentido de vivir. La vida nos marca un camino. La gran tarea será: aprender a cultivar nuestra mente. Dar los pasos acertados para no agotar nuestro entusiasmo. Estimular aquellos ideales que nos serán gratos en el transcurrir de los años.

Sábado 30 Agosto 2014 | 04:00

No sabemos si los años por vivir, serán muchos o pocos. Pero sí podemos tener la certeza, que nos serán placenteros. Este deseo lo haremos realidad, con una regla muy simple: Siendo sencillos, humildes y, algo primordial, incorporando en cada acto de nuestra existencia, los infaltables ingredientes de amor y de humor.
En este intenso trajinar, tropezaremos con algunas trampas.  Muchas de ellas disfrazadas de oportunidades como “el tener”. Hay quienes cifran su felicidad en la riqueza de bienes materiales y cuando algo poseen, no es suficiente. Querrán tener más, mucho más y caerán en la espiral de la  codicia. Posiblemente pretenderán ser los más ricos del cementerio.
A propósito de esto, Alejandro el Grande, avanzaba, cada vez con mayores bríos en su ambición por conquistar territorios y riquezas para sumarlos a su poder. Sin embargo, en un momento determinado su  carrera se truncó, pues murió joven. Como resumen de su existencia, quedó inmortalizada esta frase: “Una tumba fue suficiente para aquel a quien el universo no bastaba”.
Total, toda la riqueza y poder ¿qué sentido tienen? si al final, no son las conquistas externas las que cuentan, sino las internas. Las que te brindarán la serena avanzada hacia una vejez saludable y apacible.  
 Esta breve reflexión será entendida a plenitud cuando lleguemos a la senectud.  Con bienaventuranza y sin mayores sobresaltos. Con la capacidad de expresar, en nuestro rostro, esa alegría de vivir sin amarguras ni rencores. Sin olvidar el dolor o el sufrimiento, pero felices de poder respirar hondo y disfrutar con inmensa dicha el poder ver, escuchar, hablar, caminar por nosotros mismos.  Degustar sanos alimentos y ¿por qué no? una generosa copa de vino. 
La felicidad prolonga la vida. Beneficia la salud del cerebro. Es la mejor medicina corporal y espiritual. Hagamos el sano ejercicio de reemplazar los patrones mentales negativos que nos debilitan. Practiquemos una conducta equilibrada de la vida y recuperemos nuestra serenidad y templanza. Tratemos de ser felices, a pesar de los pesares, con actitudes positivas y pensamientos lúcidos. Pasemos de la queja y del lamento a la acción creativa. Desarrollemos habilidades de amena comunicación familiar.Cuando hay ausencia de miedos se hace realidad la felicidad. 
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