Y es que somos los habitantes de las parroquias, cantones, provincias y del país, los que escogemos mediante el voto a Presidentes de la República, Asambleístas, Prefectos, Alcaldes, Concejales y a miembros de Juntas Parroquiales, pero muchas veces ese mismo voto nos ha servido para que mediante consultas populares decidiéramos alguna situación que en su momento nos ha beneficiado o perjudicado.

Mas creo que esta vez no debería ser la excepción al tratarse de una posible reelección indefinida que tendrían las autoridades arriba anotadas, sobre todo aquellas que creen han cumplido las promesas hechas en tiempo de  campaña que son entre otras las de trabajar por el desarrollo y bienestar de sus conciudadanos, además de respetar los derechos y libertades que tenemos los nacidos en territorio ecuatoriano y que están consagrados en la Constitución.

Y es por esta razón que pienso que los miembros del Consejo Nacional Electoral, que han demostrado objetividad y transparencia en todos los procesos de elección popular sobre todo en la del 23 de febrero de este año, deberían (si les permite la ley) preguntarnos a todos los   ecuatorianos mediante consulta si estamos o no de acuerdo con la reelección indefinida de las autoridades ya anotadas, porque somos los habitantes de esta nación los que los hemos elegido y no los asambleístas.

Creo que los asambleístas están en esa función para legislar,  fiscalizar, presentar proyectos, reformar y realizar leyes, pero sobre todo para hacer respetar la voluntad de los ecuatorianos, o de lo contrario que sean ellos los que sin importarles nuestro criterio, escojan a las autoridades del país y decidan el tiempo que éstas deben de permanecer en esas funciones.