El cable internacional también  ha manifestado que las autoridades rusas  se han reunido con representantes diplomáticos latinoamericanos, entre ellos el ecuatoriano, a los que han expresado de manera concreta que necesitan reemplazar sus compras anteriores con productos cárnicos, lácteos, frutas y hortalizas de esa área. En nuestro caso, han  revelado el interés por aumentar las remesas de mariscos, hortalizas y frutas, dentro de las cuales las que mejor se posicionan son las de camarón y obviamente las de banano, aún cuando ellas ocupan el primer lugar en las ventas frente a las de otros países. Existe también la oportunidad de incrementar las colocaciones de piña, pero su disponibilidad es limitada en Ecuador, así como la de brócoli congelado de mayor volumen y frecuencia. Los rusos requieren manzanas, kiwi, uvas de mesa, ciruelas deshidratadas, insistiéndose en la provisión de cítricos especialmente naranjas que antes salían desde España.

Los comerciantes  moscovitas minoristas  buscarán aumentar la cooperación con el sudeste asiático, China, Turquía, Irán, Egipto y otros como Filipinas que ofertará banano, reiterándose que tratarán de vincularse evitando la intermediación. Es decir, que esta puerta que se abre tendrá mucha competencia. Debemos lamentar la debilidad nacional respecto al desarrollo de las hortalizas y frutas, mientras disponemos de excelentes ventajas de suelos, de clima y de capacidad de trabajo para emprender en grandes proyectos productivos que no tendrían dificultades de colocación por la firmeza de los mercados para alimentos de este tipo, al punto que en la propia República Popular China la demanda es sostenida convirtiéndose en un mercado más seguro y a largo plazo, pues no hay que confiarse en que las solicitudes rusas subsistan por mucho tiempo.