El menor tiene una deformación genética, la cual le hace crecer las manos de forma exagerada y desigual, al punto que cada una ya pesa más de 8 kilos.
“Tiene dificultad para alimentarse, así que debemos hacerlo nosotros. Usando dos dedos él es capaz de tomar un vaso y beber agua”, señaló su padre Shamim, al diario británico Mirror.
Por su parte, el menor asegura que sus enormes manos lo hacen objeto de burla y abuso en la escuela, por lo que se niega a estudiar. “No voy a la escuela porque la maestra me dice que otros chicos se asustan de mis manos”, dijo el niño, quien agrega que “muchos de ellos (sus compañeros) me acosan por mi deformidad y dicen ‘vamos a golpear al chico de las manos grandes’”.
Pese a los obstáculos a los que se enfrenta día a día, Kaleem no quiere ser operado. “No sé si quiero que los doctores me operen las manos. Tendrían que ponerme inconsciente y luego cortarme y abrirme”, señaló.
Hasta el momento, los médicos no encuentran una explicación para la deformidad del niño.