Después hubo un auge de la industria  metal mecánica y se discutió mucho sobre el camino a seguir para convertir a Portoviejo en la capital de la industria metal-mecánica. Ahora vivimos un aletargamiento del colectivo ahogado por las preocupaciones individuales y familiares.

Pero la ciudad debe tener un proyecto que lo debe conocer cada uno de sus habitantes para que tome a conciencia la decisión de participar o no en él. Porque ese proyecto se debe convertir en una suma de oportunidades de progreso, de acción, de participación y de desarrollo para cada uno de los habitantes del cantón, particularmente para la gente joven que aún no ha tomado posición en alguna de las ramas de actividad que pudieran ser su instrumento de progreso y desarrollo.

Aparentemente se espera que sean los jóvenes los que formulen el proyecto, en consideración a que serían los primeros beneficiarios, pues absorbe los primeros pasos obligatorios dentro del proceso de inserción en el aparato productivo de la zona escogida para trabajar y producir.

Si la sociedad actúa así, está demostrando escasa lealtad hacia los protagonistas del desarrollo que, antes de iniciar tarea de tanta magnitud, requieren un entrenamiento específico que no han recibido.

El procedimiento lógico parecería ser que la municipalidad elabore el proyecto y lo socialice, porque en sus archivos  encuentran todos los datos que demanda ese trabajo y entre su personal técnico debe contar con planificadores que aplicarían procedimientos y lenguaje técnicos para ser entendidos en niveles del gobierno.

Tal vez harían falta unas cuantas reuniones para definir objetivos e inventariar procedimientos para lograrlos.

Y estoy seguro de que la nueva administración debe haber comenzado por la elaboración de ese y otros proyectos, lo que vuelve fácil una actualización.

Ahora bien, la adopción de ese o esos proyectos significa un compromiso para avanzar en el camino trazado por los planificadores, lo que podría ser interpretado como un atarse las manos para la administración municipal, que en realidad no ocurre, porque se cumple una decisión adoptada por el colectivo municipal.

A cambio, la ciudad y el cantón contarían con una guía para evaluar el avance del cumplimiento del programa de trabajo en cada período y los administradores podrían comparar el avance del programa con la utilización de los recursos asignados.

Con el paso del tiempo, las actividades de los gobiernos seccionales se vuelven más técnicas y exigentes, condicionante para quienes participan de candidatos y deben hacerlo en el conocimiento de que su desempeño demandará conocimientos que están obligados a adquirir de urgencia.