Cuando las parejas se comprometen en matrimonio siempre desean vivir la relación de la mejor forma. Sin embargo,  durante la convivencia se dan cuenta de que tienen diferencias y que deben llegar a acuerdos para poder entenderse y seguir con la relación.

 

Vida sin amor. La rutina, la falta de comunicación y la tristeza en una pareja son factores que generan una relación sin  entusiasmo, sin ganas de hacer cosas, sin ambiciones, sin ideales, sin risas ni llantos, afirma la psicóloga Melani Penna.

Algunos especialistas en la psicología señalan que hay relaciones que se van transformando en apariencia, porque se van distanciando emocional y físicamente, en lugar de buscar ayuda para reforzar los lazos que los unieron. Estos permiten que los resentimientos se agraven y se acostumbran a este estilo de vida.

 

Convivencia. Luisa Cedeño, también psicóloga, señala que la convivencia sin amor es indebido y un modelo negativo a seguir para los hijos, ver la falta de amor entre los padres. Pues crecen pensando que el matrimonio disfuncional es la forma de  mantener una relación “saludable”, precisa.

 

Consejos. El solucionar estos conflictos o pretender solucionarlos requiere de claras convicciones sobre la relación de pareja, que pocas están dispuestas a asumir.

El amor es el ingrediente más importante en una relación de matrimonio, sin amor no hay motivación de hacer nada, y la vida no tendría sentido, aconseja Cedeño.

La asistencia terapéutica a especialistas en psicología es necesaria para evitar o minimizar los conflictos que se susciten en una relación, precisa Penna.