Preguntan mis amigos y gente joven, si fui colaborador o no, con los gobiernos neo-liberales de León y Sixto. Mi respuesta es: NO. 

Mi trayectoria, desde los años adolescentes, ha sido en la izquierda; en la zurda. 

Ocurrió algo especial, en el gobierno de León. Ejercía entonces las funciones periodísticas de Director en Manabí de la Agencia de Noticias de Ecuador (ANE) que regentaba desde Guayaquil, Don Bernardo Morales. Representando a dicha Agencia, recibí la designación para integrar la comitiva de periodistas, para acompañar al Presidente León en sus dos viajes internacionales que realizó a Estados Unidos… 

En el segundo viaje, se cubrió la ruta: Washington-La Habana. 

El Presidente Regan, le pidió a León que visitara a Fidel, para tratar de resolver un asunto de “la guerra fría”. 

Luego de la entrevista oficial entre dichos mandatarios en el Palacio de la Revolución, en la Habana, Fidel invitó a León y a la delegación a una recepción en el Centro de Convenciones (Cubanacán). Se brindaba, se conversaba y en el ameno diálogo, Fidel le dijo a León, algo sorprendente: “Nuestros antepasados fueron los conquistadores y colonizadores españoles; pertenecieron a los sectores dominantes de América y nosotros somos los descendientes de esos conquistadores. 

Cada quien a su manera, trata de resolver los problemas de nuestros países (…). En el fondo seguimos siendo los hijos de los colonizadores. Una sucesión de apellidos y familias, que son las mismas de ayer y de hoy”. 

La versión completa de este artículo, apareció en EL DIARIO, el jueves 14 de marzo de 1991, seis años después de haber ocurrido. Y está incluida en la página 94, del libro “El Manabitismo”, publicado hace 20 años (1994), edición que está agotada, por lo cual publicaremos una versión actualizada en los próximos días. 

Lo que Fidel le quería decir a León, era que hasta ahora, el auténtico pueblo, no ha llegado al poder, en nuestra América. Al terminar la reunión, León le manifestó a Fidel, que si algún día tenía problemas, lo recibiría con agrado, en su hacienda “El Cortijo”, en el Ecuador. Fueron grandes amigos, desde entonces, e intercambiaban significativos regalos. 

En cuanto a Don Sixto Durán, lo que hicimos en esta columna, fue promocionar su nombre como “el candidato presidencial manabita”. Residía entonces, Don Sixto, en Bahía de Caráquez. Triunfó en las elecciones… pero nunca le solicité alguna función burocrática. 

Es que nací zurdo, por mi origen junto al pueblo… y aquí sigo, seguimos, tratando de edificar “la revolución ecuatoriana”. ¡Hasta la victoria!.