Según informa El Nuevo Herald, el Magistrado federal Edwin Torres le concedió su petición estableciendo una nueva fecha de comparecencia para instrucción de cargos hacia fines de agosto.

Ni A. ni su abogado explicaron ante el tribunal por qué necesitaban más tiempo antes de la lectura de cargos.

Sin embargo, durante una breve entrevista telefónica la semana pasada, el abogado Philip Louis Reizenstein indicó que estaba negociando con la Oficina del Fiscal federal algún tipo de acuerdo para beneficiar a su cliente.

El diario El Universo de Quito dijo que la presunta acusada había sido vice alcaldesa de Santo Domingo, a unas 82 millas al oeste de la capital de Ecuador, en el 2011.

El abogado de A. se negó a comentar el jueves luego de la breve comparecencia de su cliente ante el Juez Torres. Pero se le vio luego hablando por largo rato después de la sesión del tribunal con la fiscal federal asignada al caso.

Arce, quien está libre bajo fianza después de su detención en MIA, escribió en su cuenta de Facebook poco después del arresto que simplemente no había puesto en la declaración sus joyas, según el sitio web EcuadorTimes.net.

“No he cometido ningún delito”, dijo en su página Arce, según el diario digital. También negó que llevara lingotes de oro en su equipaje.

Pero A. no negó las acusaciones en una denuncia penal federal que llevaba oro y dólares que no habían sido declarados a la aduana. Cuando fue registrada e interrogada en MIA, los agentes federales encontraron que llevaba $14,780 en dólares y oro con valor de unos $110,000.

La denuncia penal, presentada por un agente especial de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI), dice que Arce había dicho en su declaración de aduanas que no llevaba más de 10 mil dólares.

“Durante la inspección del equipaje de mano de A., se encontraron dos (2) placas envueltas en plástico, y colocadas en el interior de bolsas de regalo”, dice la queja de HSI.

Las placas pesaron 5.57 libras y el oro se estima que tiene un valor de entre 103 mil dólares y 110 mil dólares dice la denuncia.

Después de ser arrestada, A. reconoció que llevaba el oro, pero dijo que se lo había entregado su hija la víspera de su partida a Miami desde Quito.