Actualizado hace: 930 días 22 horas 20 minutos
Edison Cevallos Moreira
Desestímulo y Decremento

Realmente resulta difícil de digerir para quienes de una u otra manera se desenvuelven en el mundo empresarial y comercial, las estadísticas que difunde la Organización Internacional del Trabajo OIT referente a la tasa de desempleo existente en Ecuador, donde se publicita un descenso en su porcentaje urbano del 6,3 %, frente al año anterior.

Domingo 27 Julio 2014 | 04:00

 

Y es que en la práctica diera la impresión que existiera un aumento progresivo en gran escala de personas sin actividad o empleo, habida cuenta que es desesperante ver cómo gran parte de ciudadanos a diario viven golpeando las puertas donde se vislumbra pudiera existir necesidades de empleos o mano de obra, principalmente en el sector público,  que es el que se ha vuelto apetecible por las oportunidades que ahí se brindan.
Con un sector privado día a día desestimulado para invertir por las condiciones agobiantes y normas restrictivas que se implementan, estigmatizado como causante de los grandes males del país, el haberse fomentado en gran parte del sector laboral,  un sentimiento inocultable de odio hacia el empresario y que se traduce en el incremento acelerado de reclamaciones formuladas ante autoridades del Ministerio respectivo.
Reclamaciones muchas de ellas determinadas en cantidades astronómicas que no responden y para nada a los derechos realmente no reconocidos y adeudados por los patronos, y lo que es más, estimulados  por autoridades que por sus antecedentes en la burocracia que es  donde nacieron,  solo generan pánico;  y,  a diario, viven haciendo alarde de su inocultable desafecto al sector productivo, con el anuncio de nuevas medidas  en su contra.
Y si a esto se agregan las permanentes reducciones de personal que se dan en todos los sectores, sea por un crecimiento desmedido de este, aquellas derivadas de la implementación de una nueva tecnología que suple inmensas cantidades de personal, las severas medidas que impiden la importación de mercadería del exterior y que generaba trabajo informal, los rígidos y exagerados controles  aduaneros que limitan al viajero el ingreso de compras menores y en pequeñas cantidades que compensaban en algo la inversión hecha.
Así las cosas, no se vislumbran en la práctica medidas que tiendan a estimular a la industria con la reducción o exoneración de impuestos o que se permita a los empresarios y al ciudadano común acoger modalidades contractuales de personal mucho más flexibles para incrementar su contratación.
 Más bien, el nuevo Código Orgánico Penal en vigencia a partir del 11 de agosto y el Código Laboral aprobado ya en una gran parte de su articulado, en nada contribuyen a promover o fortalecer ni la inversión, la  contratación laboral ni la confianza.
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