Así lo ve Miguel Guerra, coordinador del Consejo de Desarrollo del Pueblo Montubio de la Costa Ecuatoriana y Zonas Subtropicales (Codepmoc). Han pasado trece años desde que varias organizaciones montubias de Guayas, El Oro, Los Ríos y Manabí se unieran con propósitos firmes. Primero el de establecerse como etnia, pero también de dar a conocer que el término “montubio” no debía ser usado como una ofensa. “Somos montubios, por tanto, somos una cultura”, explica Guerra.
Lo esencial. Para Tatiana Hidrovo, historiadora académica, presidenta del Centro Cívico Ciudad Alfaro, los montubios son esencialmente campesinos, por lo tanto fueron y son la base social de la economía agraria.
Los montubios manabitas se han dedicado básicamente a la agricultura y a las faenas de recolección, pero además han jugado un papel importante en la historia del Ecuador. “El de la rebeldía, el de ser protagonistas de un mundo carente de cosas materiales, pero repleto de esa magia de vivir que caracteriza al hombre rodeado de naturaleza”, dice Fernando Macías, representante del Área de Comunicación del Gobierno Provincial de Manabí.
En este proceso histórico trascendental con Alfaro a la cabeza, los montubios fueron la base de su ejército. “Los Montoneros”, así se los conocía. Pero fue antes que los héroes y heroínas manabitas como la coronela Filomena Chávez se destacaran por su lucha de conseguir la independencia del país.
Miguel Guerra considera que la cultura montubia sigue siendo invisibilizada pese a la importante contribución a los cambios sociales y políticos del país. “La Constitución garantiza un proceso de desarrollo para los montubios que sólo se ha quedado en letras, en hechos no ha cambiado mucho”, señala.
Proyectos. En la actualidad, el Codepmoc junto a representantes de asociaciones montubias trabajan en varios proyectos como la implementación de la planta agroindustrial arrocera asociativa montubia, planta de procesamiento de chifles y mermeladas en Rocafuerte, centro de acopio de Tosagua, Sancán, Guale, entre otros, a los que sólo les hace falta un mayor capital operativo que les aporte valor agregado y así mejorar la economía de cada una de sus comunidades.
En el fortalecimiento de la identidad manabita, el Ministerio de Cultura ha creado e impulsado varias campañas para fortalecer las tradiciones montubias. Sofía Campos, activista cultural, habla sobre algunos esta labor con el proyecto “El amorfino va a la escuela”, con el que muchos niños y niñas aprendieron a crear versos y a bailar danzas manabitas. Y la enseñanza de los saberes del tejido tradicional del sombrero de paja toquilla en las comunidades de El Aromo y Picoazá, que les permitirá a los tejedores de estas zonas darle un mejor acabado al sombrero y cotizarlos.