El escaso suministro de agua potable a San Vicente ha sido motivo de variados comentarios que nos ha tocado hacer a través de esta columna de opinión, haciéndonos eco de los reclamos ciudadanos ante esta anomalía de años que van contra de los derechos otorgados por la Constitución y las leyes que nos rigen, ya que es obligación el brindar servicios públicos con eficiencia, calidad, cantidad y regularidad. Parecería que ante la casi ninguna presión ejercida por representantes del sector público y privado, los llamados a dar ese suministro del elemental liquido han hecho caso omiso ante los aislados reclamos ciudadanos, marginando así a un segundo plano esta obligación de dar agua potable a tan importante sector de la geografía manabita, como lo es San Vicente.
Los motivos por esta anomalía han sido de siempre. Han sido los mismos. Roturas en la tubería de conducción. Insuficiencia en el sistema de bombeo. Apagones en el suministro de energía eléctrica en la planta de La Estancilla.
Las roturas han sido por varias causas. Unas por los vacíos originados por los continuos paros. Otros, por trabajos viales. Otros, por haber cumplido esa tubería varios años de servicios y requerir sus renovaciones. Y lo peor de todo, otras que han sido malintencionadamente ocasionado por gentes sin escrúpulos dedicados al negocio de venta de agua por tanqueros, o por conexiones clandestina.
Tratándose de mejor el bombeo se ofreció reforzar el sistema, lo que no se cumplió en su debido tiempo. Pasaron los meses y los años y no llego esa repotenciación.
El sector en donde está la planta de La Estancilla viene adoleciendo de fallas en el suministro de la energía eléctrica, lo que interrumpe el servicio del agua potable. Se ha recomendado que se tenga su propia planta generadora de energía, pero esta justa y necesaria sugerencia no ha sido acogida.
Lo cierto es que el sistema de suministro de agua potable originado en la Estancilla ha mejorado últimamente. En las semanas del mes que decurre San Vicente ha estado recibiendo un mejor servicio tanto en calidad como en cantidad, lo cual ha venido a llenar ese vacío originado por tantas fallas.
Ojalá que la alegría y la felicidad en casa del pobre no sean por corto tiempo.
Y que esta mejora en el suministro del agua potable vaya más bien en aumento en favor de San Vicente, tomándose desde ya las precauciones para evitar las consecuencias que traería un posible fenómeno El Niño.
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