El prematuro deceso del actor Philip Seymour Hoffman dejó una profunda huella de dolor en Hollywood y también una herencia cifrada en 35 millones de dólares, que sus hijos no disfrutarán. La revisión de sus últimas voluntades en una testamentaría de Nueva York ha revelado que el actor ha preferido no dejar ni un céntimo a sus tres hijos porque no quería “que se conviertan en unos niños malcriados”. Reportan medios internacionales que el dinero en su integridad irá a manos de Mimi O’Donnell, la que fue su pareja durante 14 años.