Y el principio de personalidad es indispensable para inyectar la vitalidad a Portoviejo, rescatando sus valores retraídos por una autosubestimación que raya en el entreguismo. Pero mientras el padre tiempo y la justicia natural trabajan para encargarse de eso, debemos ayudarnos con iniciativas que faciliten de a poco el resurgimiento de ese espíritu emprendedor, soñador y proactivo. Por ejemplo:

Apuntemos a revivir las grandes citas de teatro, música y poesías que tenían en Portoviejo la base segura, al igual que múltiples actos de cultura y educación.

Organizar convenciones de todos las profesiones y gremios que desarrollen sus actividades en Portoviejo.

Procurar la concurrencia de orquestas sinfónicas, de cámara, de aquellos grupos que traen las embajadas a otras ciudades del país. Habría que, como antes, visitar las embajadas para exponer las inquietudes. Venancio Larrea es capaz para administrar esto. Lograr participación de estudiantes de arquitectura, por ejemplo, para aprovechar desechos de metal y hacer figuras en los espacios libres; recuperar los parques, parterres, entre otros, con figuras varias, como en Quito. La intervención de la Universidad San Gregorio es factible.

Reunir a todos los sectores sociales para ver cómo pueden aportar cada uno de ellos con programas e ideas en beneficio al cantón. Citar, en conjunto o por separado, a los clubes para que informen sus programas y obras que pueden llevar adelante ese año; a saber: Clubes de Leones, clubes rotarios, club Kiwanis, club 12 de Marzo, Esquina de Pérez, clubes barriales sociales y deportivos; y otros con variadas ideas y actividades. Todo quedaría registrado, con fechas, en un gran programa de trabajo colectivo.

Recurrir a bandas de pueblo para que en forma voluntaria o a bajo costo, con ayuda del comercio, cada sábado o domingo den retretas en partes de la ciudad: parque central, plazoleta Eloy Alfaro, la Rotonda, El Mamey, entre otras. Que la municipalidad entregue a ciudadanos que deseen contribuir con su barrio y ciudad, trabajos u obras que deseen llevar adelante cuidándolas o construyendo nuevas, en una especie de padrinazgo. Puede ser padrino de un parterre, de un monumento u otras. Como aliciente, quizá lo que invierta sea considerado a descontar de su impuesto urbano o rural.

Motivar a entidades públicas o privadas a ser auspiciantes para que en vallas y carteles que existen de regular dimensión, pintores conocidos como Villavicencio, Uquilla, Arteaga, aporten también con su ciudad pintando motivos alegóricos o paisajes, y otras, que den vistosidad a la urbe.

La ideas pueden ser “chuecas”, pero en estas horas de descontento y descoordinaciones que vivimos deben ser combatidas si es que en verdad queremos que este Portoviejo despierte, pero de la mano con el esfuerzo propio, la dignidad y el orgullo montubio de haber nacido en este solar amado.