Si, ¡por fin terminó ayer! el masivo consumo de esa especie de droga mundial en que se ha convertido el fútbol. Con las naturales excepciones, todos fuimos atrapados por esta fiebre semanal que cada 4 años tiene su apogeo con el campeonato Mundial de balompié, mismo que desde Inglaterra, donde se inició y/o lo inventaron, como también sucedió con el tenis, el golf, el bridge y otros juegos o entretenimientos, poco a poco conquistó al mundo, destacándose entre todos los otros deportes.
Esto hace pensar que los ingleses fueron muy desocupados y/o entretenidos; o fueron muy eficaces en sus labores de conquistar territorios para imponer sus costumbres y desde ahí migrarlas conquistando al planeta, como ha sucedido con el deporte que ayer acaba de terminar su cita cumbre. Refiriéndome a esto -de lo que no he podido sustraerme al estar “anclado” frente a la TV- éste ha sido un torneo en el que como en pocos ha habido de todo como en botica, confirmando los actuales gustos y tendencias de gran parte de la humanidad, los que principalmente son: Derroche, rivalidad, competencia, y violencia, con todos los ingredientes que éstos traen; recordemos que en Brasil hubieron: Protestas, desacuerdos, mordidos, fracturados, lesionados, heridos, insultados, reventas, y en las canchas sorpresas, e insisto, mucha violencia con su largo etc., disimulada con lo que llaman técnica futbolística. Todo esto lo vimos dejando de hacer o postergando nuestras rutinas; era cuestión de no perdernos los juegos y sus incidencias.