El territorio también es reclamado por el Guayas, en franca posición contraria a la aspiración manabita que, desde hace lustros, viene exigiendo se la señale como parte de su jurisdicción, con posesión y pertenencia.

Están las pruebas exhibidas que señalan que fueron manabitas los que se asentaron en el lugar y lo desarrollaron, entre otros documentos históricos-legales.

Pero los argumentos han sido ignorados por varios gobiernos -incluido el presente- gracias a las poderosas influencias de la vecina provincia.

Los legisladores guayacos permanentemente han bloqueado y torpedeado todo intento de que los congresos conozcan y se pronuncien sobre el caso.

A ello, lamentablemente, debe agregársele el desinterés de pasadas administraciones del consejo provincial manabita, que descuidaron la defensa territorial.

Y algunos pareciera que lo hubieran hecho  hasta de manera exprofesa -por comodidad o inobservancia terrible a la situación que pudiera llevar al cercenamiento de la heredad territorial-.

Ahora, que el actual mando del Gobierno Provincial de Manabí (GPM) es apurado por la ley que señala el 15 de abril del 2015 como fecha máxima para que los desacuerdos de límites existentes entre cantones y provincias queden subsanados, so pena de revocatorias de mandato a los principales funcionarios públicos de los respectivos gobiernos seccionales a los que pertenecen los territorios en disputa, la solución a lo de La Manga del Cura parecería estaría centrada en una consulta popular.

Es que luego de varios intentos por lograr una conciliación de mutuo acuerdo con el Consejo Provincial de Guayas, las rutas del entendimiento se han cerrado debido a su reticencia a un entendimiento equilibrado, apareciendo como recurso único demandar del Presidente de la República el llamado a consulta, para que sean los nativos y residentes del lugar quienes escojan a qué provincia desean integrarse.

La medida es de alto riesgo, pues la argucia y los estratagemas que aplican los funcionarios guayacenses son ampliamente conocidos, pues cuentan con recursos económicos - asignaciones fiscales - y políticos – afinidad con el Ejecutivo - mayores que los de los manabitas.

Sin embargo, la intervención del Gobierno Provincial, que preside Mariano Zambrano, en estos últimos años ha permitido resaltar su presencia con obras e invocar el sentir del manabitismo en la zona, reforzando esa personalidad ancestral y arraigando la identificación con sus raíces.

Y es en eso en lo que hay que insistir, pues la sensibilización con el terruño hace renacer la simiente del pasado.