Queramos o no, somos actores de una evolución en casi todos los ámbitos que afectan nuestras vidas. Guayaquil y Manta son dos ciudades hermanas que se encuentran en ese paradigma y entre más se resistan a lo inevitable, más costosa será el desenlace. Para Manta, que la pesca a futuro disminuirá al punto de hacer nuestra industria no sostenible, pasará. Que si no se firma un acuerdo comercial hasta fin de año con la Unión Europea aniquilará cientos o miles de empleos en Manta sería casi una certeza.

Ya no tenemos los beneficios arancelarios para exportaciones a EE.UU.; el Estado, con fondos de los ecuatorianos, está subsidiando la existencia de estas empresas para no perder mercado en ese país. ¿Pasará lo mismo con la industria atunera si no se firma el acuerdo con la UE? ¿Dónde se puede marcar la línea de subsidio a la empresa privada por la falta de facilidades comerciales? Ganar mercado es una formidable tarea. Tenemos que ser más competitivos entonces y no depender de subsidios de cualquier forma que provengan desde nuestro propio país. Una empresa subsidiada es un pasivo para nuestra nación.