Así lo reveló hoy la ministra del Trabajo, Javiera Blanco, en una entrevista con el diario La Tercera, en la que detalló los pasos que dará el Gobierno para lograr un mayor equilibrio entre las fuerzas de empresarios y trabajadores, cuya relación se rige aún bajo un código laboral impuesto bajo la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
"Para que la negociación colectiva sea potente y eficiente hay que ordenar a la contraparte", afirmó Blanco. "Hoy, de alguna manera, se aplica lógica de dividir para gobernar. Están todos los incentivos para no tener sindicatos o para tener muchos sindicatos que representan un número variado de personas".
Por eso, uno de los pilares del cambio será favorecer que las negociaciones salariales se realicen, en lo posible, con un sindicato único o "el más representativo" por compañía.
"Si no hay sindicato en una empresa o hay dos, el cómo se define con quién negociar será parte de la ingeniería de detalle, pero el empleador se deberá entender con el sindicato más representativo", precisó la ministra.
Otro aspecto central de la reforma laboral, cuyo plazo de ejecución aún no ha sido definido por la autoridad, será el establecimiento de pisos mínimos para las negociaciones salariales, que implicarán acceso por parte de los trabajadores a información transparente de la situación financiera y contable de las empresas.