Hablar del colegio Bahía de Manta es tocar las más sensibles fibras de nuestras emociones. Es volver a las aulas, al primer día de clases, y en medio de la algarabía de los nuevos compañeros de la secundaria, descubrir la imagen sincera de los educadores y encontrarte con la mirada más tierna, la más dulce, la más protectora, aquella mirada que desde entonces marcaría para siempre nuestras vidas.
Y aquellos años –ahora– no son más que un suspiro en el que se funden los sentimientos, las enseñanzas, las experiencias y las maravillosas anécdotas que no podemos dejar de revivir cada vez que nos encontramos con nuestros compañeros.
El colegio está festejando por todo lo alto sus 30 años de vida institucional; por eso, como exestudiante, me permito felicitar a su personal directivo, docente y administrativo, tanto actual como de generaciones pasadas, a las madres y padres de familia que confiaron y continúan confiado la educación de sus hijos a este glorioso plantel.
Es mi palabra.