Un poco el esboce resumido de lo que hizo Lorenzo en su íntima facultad literaria.
En el deleite de su faena y faceta propia de un ser humano tenía afectos por la música y en muchas de las tertulias compartidas se dejó notar su predilección por Felipe Pirela, Javier Solís, Julio Jaramillo y Vicente Fernández; por allí, en su léxico diario, y a capela, le salía a flor de labios los cantares de amigo de que, Escándalo, Dos gardenias para ti, Percal. Flor sin retoño, El rey, entre otras.
En lo político se distinguió como izquierdista de cepa, admirador, simpatizante y asesor político de la legendaria prole González Álava, cuan protagonista y empedernido baluarte del posicionamiento político de su especial amigo Ramón González Álava. A quien siempre describió como el mejor alcalde de la historia del cantón Bolívar.
Como parte del engranaje Institucional del municipio de Bolívar, aportó mucho en la solvencia Institucional, desde
la función última de Tesorero Municipal. Excelente y extraordinario amigo, sus consejos, sus bromas, sus especiales momentos siempre nos gratificaron y serán eternamente reconocidos.
Cómo no recordar a quien en su momento se convertía en el Papá Noel para alegrar las navidades del personal de aseo de calles; largas filas de madres con sus niños y niñas surcaban su oficina para recibir sus buenos regalos navideños. Y en cada ocasión por la celebración de su cumpleaños, sin invitación previa, y sin el interés de recibir un regalo, la celebración e invitación era para todos y todas a deleitar la exquisita gastronomía que, preparada por su amada esposa y servida por ella y por sus hijas, se distribuía en todo el municipio.
Eres inigualable Lorenzo Bravo. Tuve la suerte de compartir trabajo en el Banco de la Vivienda Portoviejo, y luego en el Municipio de Bolívar; y en cada uno de ellos, de lo que doy fe personal, siempre se mantuvo enmarcado en la honestidad, responsabilidad y profesionalismo. Un verdadero caudillo en lo público y privado.
Hoy que yaces en tu apostolado féretro que te condujo a tu posada final, quiero dejar impresa mi gratitud de ser tu amigo; y en nombre de tus excompañeros de trabajo, junto al alcalde, más preciso tu alcalde, te decimos hasta una próxima oportunidad, que Dios te tenga en su santa gloria amigo del alma.