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Crónica del Día
Historias de "salados"

Si se dice que la suerte es un evento que ocurre más allá del control de uno, y que el destino es el poder sobrenatural inevitable e ineludible que, según se cree, guía la vida humana, muchos se preguntan cómo llamar a las cosas negativas que les suceden todos los días a los seres humanos: suerte, destino o simplemente ser “salados”.

Miércoles 18 Junio 2014 | 09:44

 Pisar excremento de perro, ir al baño y que no haya papel higiénico, que el carro se dañe en pleno tránsito de la hora pico, o sentarse sobre un chicle, son pequeños y desafortunados eventos que han hecho quejarse a muchos de su mala suerte.

>TESTIMONIOS. Óscar Chávez recuerda que una vez, sentado bajo un árbol en la plazoleta en los bajos del Palacio de Justicia de Manta, sintió que algo le cayó en la cabeza. Al palpar se dio cuenta de que era “caca” de pájaro.
Inmediatamente se levantó  y decidió huir de la zona de ataque, pero a unos 30 metros más adelante, una sustancia blanquecina se posó sobre su hombro derecho manchando su camisa.
“Estoy seguro de que el pájaro desgraciado me siguió”, exclamó mientras sonreía resignadamente.
Dice que ahora cuando pasa cerca de los árboles, por si acaso, mira hacia arriba.
Gabriel Acosta, mantense, pero que ahora reside en el Oriente, cuenta que también fue víctima del infortunio. Le pasaron situaciones que alguna vez le hicieron pensar que tenía mala suerte.
Y no es para menos. En alguna ocasión, hace tres años, una noche salió a dar una vuelta con su hermana y una amiga. Él tenía 16 años.
Luego de pasear por el parque Central de Manta, los tres comenzaron a caminar hasta la Plaza Cívica. En el trayecto apareció un tipo armado de un cuchillo y los insultó; le dijo que le entregue el dinero que portaba.
Minutos antes, como presintiendo algo, Gabriel había repartido su dinero en diversos bolsillos del pantalón, así que le entregó al ratero sólo una parte.
Repuestos del susto, los tres llegaron a la Plaza Cívica y después de un rato decidieron regresar a casa.
Cuando caminaban por el malecón, otro hombre se les cruzó en el camino y, aunque no estaba armado, era un tipo enorme que fácilmente asustó al adolescente y a sus acompañantes.
Este tipo le arrebató a Gabriel otra parte del dinero y también desapareció.
Volvieron a caminar, y cuando subían por la avenida 3 otro individuo, que tenía los signos de estar completamente drogado, los intimidó y terminó llevándose el resto de la plata.
Los tres asaltos se dieron en menos de 90 minutos. Gabriel tenía un celular tan vetusto, que ninguno de los tres ladrones se lo llevó, recuerda Belén, su amiga, quien lo acompañó en esa desafortunada noche.
Pocos meses después, Gabriel recibió una descarga eléctrica y se cayó del balde de una camioneta. Sufrió fractura de costillas y politraumatismos que lo tuvieron postrado mucho tiempo. Actualmente no le ha vuelto a pasar algo así, pero no olvida esos tiempos de “salazón”.
>JUGANDO. La mala suerte también puede presentarse practicando algún deporte. Carlos Mero perdió parte de su dentadura jugando fútbol.
Cuenta que durante un partido en el que jugaba como delantero observó que un compañero corría por la banda y se disponía a centrar al área.
Carlos buscó ubicarse en la trayectoria de la pelota para cabecear al arco.
Lo hizo y se lanzó de “palomita”, porque vio que la pelota iba hacia él.
“De pronto todo se puso oscuro y no vi más; cuando me desperté tenía sangre en la nariz y la boca, y fue cuando me di cuenta de que ya no tenía tres dientes”, recuerda.
Un defensa que también quiso rechazar el balón, en vez de patear el esférico,  impactó el rostro de Carlos con las consecuencias anotadas.
El hombre sólo encontró una de sus piezas dentales y se la llevó como recuerdo, porque su dentadura quedó incompleta de forma definitiva.
 
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