Ovidio Chavarría, quie habita en el sector desde hace más de 20 años, sostiene que antes era la situación mas crítica, cuando ni siquiera contaban con servicios básicos.
“Pero poco a poco se fue habitando el barrio, los vecinos construyeron sus casas y se fueron propagando los negocios”, sostiene.
Pero lo que le más preocupa a Chavarría es el peligro que corren los niños a la hora de jugar.
Los menores por falta de parques o canchas, suelen divertirse en las veredas o en las calles, corriendo el riesgo que los vehículos pueda arrollarlos.
En el barrio se ubica una escuela, donde estudian cientos de niños.
“En clases el lugar es muy movido, pero cuando los niños salen a vacaciones se pierde toda la alegría”, sostiene Clemencia Valenzuela.
Ella es comerciante y trabaja desde hace 20 años en las afueras del plantel educativo. Recuerda que antes caminaba junto a su triciclo por otros lados. Pero, desde que sus hijos le pidieron que ya no camine mucho ella dejó de hacerlo.
Aunque la mujer no vive en este sector se da cuenta que hacen falta muchos servicios.
“Las calles están en mal estado y a los niños esto les hace mal, ya que el lodo y el polvo les afecta en su salud”, sostiene la vendedora.
Una de las necesidades indispensables que sufren los moradores del barrio es el abastecimiento de agua.
También piden la construcción de lugares de recreación para los jóvenes y niños.
Valenzuela considera que si el sector contaría con los servicios básicos, mejoraría su aspecto y no sólo en beneficio de los moradores, sino también para quienes lo visitan a diario.
Ella es dirigente del barrio Virgen del Cisne, que queda junto al 14 de Julio.