El texto, del que hizo un adelanto ayer el periódico sudafricano “Times”, vuelve a mostrar a una familia avariciosa y pone de nuevo en el disparadero a la matriarca del clan, la hija mayor Makaziwe.

“Graça Machel tuvo que tener una acreditación para entrar en el funeral de su marido”, revela la secretaria en el manuscrito que se titulará “Buenos Días Míster Mandela”. 

Según la joven afrikáner de familia conservadora, que comenzó a trabajar con el expresidente cuando tenía 23 años y que acabó siendo su mano derecha, “sólo le asignaron a la familia Machel cuatro lugares en la ceremonia. Nunca vi a nadie soportar ser peor tratada y humillada como a esa mujer”, dice la secretaria sobre la viuda.

La Grange revela también que cuando Mandela estaba ya muy enfermo y se dio orden desde la Fundación de que nadie fuera a visitarlo “había familiares que metían extraños en la casa”.

Una de las aseveraciones más duras es que la familia comenzó a discutir sobre su funeral y el reparto de sus posesiones con él aún vivo.