Los familiares de las doce víctimas cuyos cadáveres todavía permanecen en el ferri hundido siguen esperando la recuperación de los cuerpos, mientras los trabajos de los buzos y operarios de rescate apenas han mostrado avances en las últimas semanas.

El buque Sewol se hundió el pasado 16 de abril en aguas al sureste de Corea del Sur en una de las mayores tragedias de la historia del país.

Hoy varios ayudantes del millonario Yoo Byung-eun, propietario de facto de la naviera, comparecieron ante la justicia para negar los cargos de malversación de fondos, incumplimiento del deber y otras acusaciones de corrupción en la empresa que salieron a la luz tras el accidente.

El fugitivo Yoo, que además de dirigir la naviera Cheonghaejin Marine es artista y líder religioso, es el hombre más buscado en Corea del Sur desde que se diera a la fuga después de que la policía solicitara al juez una orden de arresto contra él.

Se cree que la naviera sobrecargó el barco con hasta tres veces el peso permitido entre mercancías y vehículos, lo que presuntamente jugó un factor clave a la hora de volcarlo y provocar una tragedia de la que la sociedad surcoreana todavía se está recuperando.

El pasado martes se celebró la primera vista del juicio contra el capitán y 14 tripulantes, acusados de huir del ferri para ser rescatados omitiendo su deber de socorrer a los pasajeros.

Once miembros de la tripulación podrían enfrentarse a cadena perpetua, mientras que el capitán y otros tres miembros podrían incluso ser condenados a muerte, aunque la pena capital no se aplica desde 1997.

El capitán y diez de los acusados se declararon inocentes y los cuatro restantes comparecerán mañana en la segunda vista del proceso.