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Acople a la  naturaleza
Acople a la naturaleza
Por: Childerico Cevallos
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Domingo 15 Junio 2014 | 04:00

 C on las lecciones dejadas por la estación lluviosa intensa que causaran las anteriores ediciones del evento climatológico El Niño, el Gobierno Nacional debería incrementar una serie de precauciones en paralelo a las novedades que han empezado a surgir, indicando la gradual presencia del fenómeno.

Su aparición tiene el 70 por ciento de posibilidades.
La intención es determinar, por ejemplo, qué ayudó a las lluvias pasadas a generar destrucción y cómo puede irse descartando o reduciendo esas causales en esta ocasión, a la vez que preparar prevenciones para evitar a tiempo las tragedias o riesgos de éstas y reducir sus impactos cuando se presenten imprevistamente.
Es algo parecido a lo que se trató en Francia durante el desarrollo del VI Foro Mundial del Agua, en el que México expuso los esfuerzos que el gobierno azteca ha realizado para conocer su vulnerabilidad frente a los cambios climáticos, y a partir de este diagnóstico avanzar en la elaboración de estrategias de mitigación y adaptación al medio ambiente.
Porque no es el hombre el que debe esperar que la naturaleza se adapte a sus costumbres,  pues la vulnerabilidad de éste ante los fenómenos del medio es infinitamente desproporcionado. 
En múltiples ocasiones hemos comentado sobre la hasta ahora débil respuesta de prevención que se han desarrollado en Manabí en las administraciones que han gobernado el país, la provincia y los cantones.
Estos dos últimos, estamentos, llamados gobiernos autónomos provincial y cantonales,  deberían también acelerar planes de contingencias basados en la rica experiencia proporcionada por El Niño, en las últimas destructivas ocasiones que se presentara en este país.
Y no solamente en lo que a lluvias se refiere.
Porque las emergencias que nos castigan de cuando en cuando son también por la ausencia del líquido, recordando que una de las más asfixiantes sequías, en la época de los sesenta, originó el mayor éxodo acontecido en el país: 
Miles de manabitas virtualmente fugaron a otras provincias del país, donde afincaron sus esperanzas y no volvieron.
Entonces, la obligación de funcionarios, personas o simples entes pensantes, con lógica primordial, es recopilar las enseñanzas para plasmar las respuestas técnicamente elaboradas como parte de un acoplamiento que debe hacerse de nuestro sistema de vida a la naturaleza.
Trabajar pensando en alternativas que permitan superar los reveses o amortiguar el castigo de los meteoros que lleguen sin consideración. Hay que recordar lo que con su poder inconmensurable pueden hacer en la provincia y el país. 
Para que esta vez estemos mejor preparados ante la emergencia, hay que dejar de tropezar con la misma piedra.
Entonces, si no hay planes de contingencias, no hay que demorar más para estructurarlos y socializarlo para evitar errores que pueden tornarse en tragedias.
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