En el aeropuerto Eloy Alfaro de Manta a Carlos Vera Rodríguez lo esperaban miembros de la Asociación de Árbitros de Manabí y sus hermanos Félix y Ángel Vera. El réferi llegó acompañado de su esposa, Nadia Moreira, y tres de sus hijos.

Todos le manifestaron que lo querían de vuelta el 15 de julio. Es que el retorno de Vera sería para el 7, pero los deseos de sus compañeros, amigos y familia es que llegue a pitar la final del Mundial, el claro objetivo que lleva Vera. “Queremos llegar lo más lejos posible: la final”, dijo de forma enfática.

Tomó el vuelo hacia Quito a las 08h30 de ayer y en la capital se reunió con sus compañeros Christian Lescano y Byron Romero. De allí a Lima, Perú; y después a Río de Janeiro, donde tenía previsto llegar alrededor de las 05h00 de hoy.

Vera dijo que lleva ansiedad, pero es algo normal. “Ya queremos que inicie esta fiesta que seguro será inolvidable”, declaró.

A su llegada a Río de Janeiro, Vera y todos los árbitros estarán concentrados recibiendo seminarios y antes de la inauguración del Mundial se trasladarán a la sede asignada.

El árbitro agradeció el apoyo familiar, de su esposa e hijos. “Ella y mis hijos son quienes más han sufrido, pero el apoyo es incondicional”, refirió Vera, de 37 años y que en Brasil cumplirá los 38 (25 de junio). Es el segundo árbitro manabita en ir a un Mundial después de Elías Jácome (Italia 1990) y el tercer ecuatoriano después de Byron Moreno en Corea-Japón 2002.