Vera, quien el 25 de junio cumplirá 38 años, viajará a las 08h00 en vuelo desde Manta a Quito, ciudad donde se reunirá con sus asistentes Christian Lescano y Byron Romero, para luego  despegar desde Quito a Lima y de Lima a Río de Janeiro. 

Vera será el tercer árbitro ecuatoriano en asistir a un Mundial de Fútbol, tras lo realizado por Elías Jácome (+), en Italia 90, y Byron Moreno, en Japón-Corea 2002.

En Brasil habrá un total de 25 tríos arbitrales y ocho dúos de apoyo procedentes de 43 países.

Vengo de una familia de árbitros, mi papá lo fue por muchos años en primera categoría, fue asistente o juez de línea en su momento, después viene mi hermano Sandro, que está en primera categoría, actualmente dirige en la Serie B. Es una profesión por la que estoy muy agradecido. 

Sería la de mi profesión, yo no quise ser árbitro,  porque quería ser médico y resulté siendo referi, una vez estando en el arbitraje me profesionalicé en Educación Física y, paradójicamente, no siendo las dos carreras que anhelaba, me han ayudado a crecer mucho en la materia y colaborar con el Ministerio del Deporte. 

Todo es un cúmulo de experiencias, pero indudablemente no fue fácil, nosotros veníamos de un trance donde el arbitraje ecuatoriano no estaba en un buen momento. Entonces fue un poco complicado recobrar esa confianza a nivel local e internacional.

¿Cómo llega al Mundial de Brasil? 

Es un mérito al esfuerzo y recompensa al sacrificio que he hecho junto con mi familia. Esta designación no va a cambiar mi forma de ser,  soy consciente de que tengo una enorme responsabilidad.

Vamos con esa ilusión, que sea un Mundial donde brille el fútbol y el buen juego se haga notar, esperando que tengamos una actuación muy decorosa y que no haya ningún tipo de incidente. 

El sueño es poder llegar a pitar la final de esta cita mundialista. 

Conocer amigos y muchas culturas, que tal vez en otra profesión no hubiese tenido la oportunidad de percibir. 

El partido entre Liga de Quito y Aucas, donde tuve que sacar 17 tarjetas, 14 amarillas y 3 rojas, quizás por la no cooperación de los jugadores se vio enfrascado en esta manera, entonces es un partido que recuerdo mucho porque incluso rompió un récord a nivel nacional.

Una persona que entra al campo de juego con alegría, predispuesto a que se desarrolle bien el partido. Me gusta conversar con los jugadores, darles cierto tipo de confianza sin perder el respeto ni el principio de autoridad, pero indudablemente soy muy estricto cuando la situación no se cumple como debe ser en la parte disciplinaria. 

Es muy motivante y gratificante este tipo de situaciones, yo  cuando era niño también tenía ilusiones y sueños. Esto nos compromete a seguir mejorando y a representarlos de buena forma, porque ellos tienen una esperanza y una fe en nuestra labor. 

Son grandes profesionales y excelentes personas y amigos. Eso ha sido importante porque nos hemos unido y compenetrado como una verdadera familia.