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Perseverancia y resistencia (VI)
Perseverancia y resistencia (VI)
Por: Johnny Medranda Mera

Viernes 16 Mayo 2014 | 04:00

Todos vendemos algo. Ya seas un empresario, un policía, un obrero, o un político. En Canadá tuve la oportunidad de trabajar cómo Coordinador de Ventas en una muy importante empresa de Informática. Mi tarea era asegurarme que todos los ejecutivos de ventas nacionales de mi equipo cumplan con sus objetivos trimestrales y más que todo estar cerca de sus cuentas claves que sostenían a la empresa; y obvio reportar al gran jefe, al Gerente Regional, James, un reconocido líder y ejecutivo de la industria en ese entonces. Él estaba casi listo para jubilarse y dentro del grupo buscaba su reemplazo. Durante 3 años trabajé muy duro a su lado siendo mi máxima aspiración el privilegio de ocupar su silla. Sin que James lo supiera y en silencio, lo convertí en uno de mis más preciados mentores.

Mi aspiración no se cristalizaba porque James sabía que yo no estaba listo. Esto fue un intento que duró algún tiempo y en tres juntas privadas con él.
 
En la primera junta me preguntó, Johnny, qué es lo que tú y tu equipo venden? Mi respuesta no se hizo esperar como el bocón que era: vendemos soluciones integrales de última generación en una industria altamente competitiva. No impresionado me dice, Johnny, a tu salida por favor cierra la puerta. No entendí su abrupta respuesta, pero igual seguí y el rendimiento de mi equipo aumentaba. Pasó el tiempo y James me llama nuevamente a su oficina y me hace la misma pregunta: qué vendes? No puede ser, otra vez! Mi respuesta un poco más cauta pensé: vendemos la imagen de esta gran empresa como un puntal de desarrollo tecnológico a clientes muy especiales (agencias del gobierno federal). Me dice otra vez!, ándate y no te olvides de cerrar la puerta a tu salida. 
Aunque las ventas subían pensé que si había una tercera vez y no respondía correctamente me corrían. Pasó el tiempo y me llamó por tercera vez. Mi frente sudaba y por mi mente pasaban planes alternativos de nuevos empleos. Me dice, Johnny qué vendes?, y antes de yo responder James me dice con su mano sobre mi hombro: “no, mejor déjame contestar por ti. Tu vendes lo más importante en este mundo para ti, “tú”, lo has hecho muy bien y es lo que te ha mantenido al frente de tu equipo y ahora que me jubilo, quedas posesionado como el nuevo Gerente Regional. Desde ése instante en adelante me convertí en su amigo, honor invaluable. 
Entonces, la próxima vez que quieras vender algo recuerda que la primera venta más importante y a cada instante es la de tu persona. De ahí, el resto, son solo meros detalles. Para que esto ocurra debe haber un absoluto interés de servir a quien está frente a ti sin importar que al fin del día haya o no haya venta. Toca 100 puertas y se te abrirán las que te compren a ti primero como persona. Serán clientes o amigos de por vida.
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