Uno de ellos es Rosa María Zambrano, mantense que reside en Quito y que llegó para disfrutar de las playas.
Ella junto a su hija fue testigo de las aguas servidas que salen por una tubería rota y que terminan en el mar en el tramo del barrio Umiña y la zona de Barbasquillo.
Ella, para poder cruzar este tramo de playa, tuvo que coger en brazos a su hija para evitar que camine sobre los riachuelos de aguas servidas que van a dar al mar.
>La indiferencia. Tito Erazo, ambientalista, dijo que independientemente de quién tenga la culpa, ya sea la pasada administración municipal por construir en el sector una estación de bombeo, o los fuertes oleajes que han roto las tuberías, como han señalado las autoridades de la EPAM, este problema no puede ser indiferente.
“Tenemos una administración vigente, tanto en el municipio como en la EPAM, que podría verse involucrada en una acción penal por atentar contra este recurso natural”, dijo.