La mercadería que se ofrece en esta zona comercial de Tarqui, no proviene de la importación de pacas de ropa usada, sino que la compran a sus amigas y en los barrios que recorren en busca de prendas de perfecto uso para luego ofrecerla a costos módicos.
Así lo dijo Ana Ortega, quien tiene cuatro años en esta actividad.
Ella mencionó que trabajan los sábados y domingos, cuando las ventas son mejores, porque hay mayor concentración de público.
“Quienes incursionamos en este negocio somos madres de familia que no tenemos un trabajo fijo y por eso buscamos una fuente de ingreso para ayudar con los gastos de la casa”, agregó.
La mayoría de estas comerciantes provienen de la parroquia Tarqui y de otros sectores de Manta. También llegan de Portoviejo y Jaramijó.
Este grupo de mujeres se ayudan de sus hijos y hasta de sus esposos en las ventas.
Precios. En estos puestos se encuentran piezas de hasta 50 centavos de dólar.
También se encuentran zapatos de marca en buen estado en sólo cuatro dólares, mencionaron.
Los jeans cuestan entre cuatro y ocho dólares, precios que dependen de la condición en que se encuentre la ropa.
Competencia. Laura González, otra de las comerciantes, señaló que cada fin de semana llega una nueva persona a vender ropa usada, lo que pone en desventaja a quienes llegaron primero a trabajar en este tipo de negocio.
“En mi caso, para hacer frente a la competencia, he optado por sumar mercadería nueva a precio de costo, lo que facilita la salida de la ropa usada y nueva”, agregó.
Betsy Rivas cree que el municipio les debe asignar un espacio estable para poder trabajar.
“Con este negocio se anda de un lado para otro porque los dueños de las casas con portales nos corren cuando no están de buen carácter o simplemente porque ahí se ubica un garaje”, manifestó.
Mirian Tigua, cliente, dice que en estos puestos se encuentra ropa bonita y en buenas condiciones.