"The Amazing Spider-Man 2", que se estrena mañana en medio mundo pero que no llegará a Estados Unidos hasta una semana después, recupera la esencia del personaje creado por Stan Lee y Steve Ditko en la década de los sesenta, con un Gardfield menos serio que en la entrega anterior.
El realizador Marc Webb, que también estuvo a cargo de la primera parte de esta rejuvenecida saga, da prioridad a la personalidad de Spider-man por encima de su parte heroica, que aunque muy presente y tremendamente espectacular, aporta menos novedad a la historia.
Las batallas que Spider-man desarrolla contra sus enemigos están bien rodadas y se nota el dinero que se han gastado en los efectos especiales -el presupuesto del filme se eleva a 200 millones de dólares-, pero resultan más impersonales que las partes más íntimas de la película.
Esas secuencias, entre Spider-man y Gwen (Stone) principalmente, pero también entre el superhéroe y su tía May (Sally Field) son las que dan al personaje la profundidad y complejidad necesaria.
También en su relación con su primero amigo y luego enemigo Harry Osborn -fantástico e inquietante Dane DeHaan-, es cuando se ven las dudas que inundan a Peter Parker y sus temores a que su faceta de superhéroe se le escape de las manos.