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Por: Mauro F. Molina Menéndez
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Martes 15 Abril 2014 | 04:00

En mi anterior escrito, del 3/20/14, le prometí al electo alcalde de Portoviejo ayudar al embellecimiento de la ciudad. Por estar seguro de su buena intención, hoy cumplo mi promesa.

¿Qué le parece, don Agustín Casanova, invitar al señor Félix Alcívar a que encabece el Comité de Embellecimiento de Portoviejo? 
Así mata dos pájaros de un tiro: Se reconcilia con el candidato de Alianza PAIS; pone en sus manos el complejo problema de la urbanización de la ciudad y tiene un aliado cercano a Carondelet. 
Porque el reubicar los caramancheles existentes, no es una tarea fácil. Va a haber pataleo, gritos aquí y allá y hasta algún magullado irá al Verdi Cevallos. . . 
¿Qué le parece? Esta es mi contribución a la noble causa.
Las municipalidades de Estados Unidos, cuando vieron que Manhattan se asfixiaba con el mismo problema que aflije a Portoviejo, resolvieron edificar sitios donde los caramancheleros fueran a vender sus chucherías, sin estorbar el normal equilibrio del resto de habitantes. 
La idea se regó y a lo largo y ancho del país empezaron a surgir los popularmente conocidos  “Flee Markets”. Houston, Salt Lake City, Austin, hicieron lo mismo y “sanseacabó”.
Portoviejo es hoy un laberinto donde el pobre transeúnte no puede caminar; los medios de transportación tienen que hacer una serie de vueltas y triquitraques, que ni pa’ que le cuento. 
Quien visita la ciudad se siente como sardina en lata.
Ahora bien, hay que reconocer que los “vendedores ambulantes” tienen los mismos derechos y responsabilidades que el resto de comerciantes. Son ciudadanos que por ganarse un real y con la posibilidad de volverse ricos se arriesgan a emprender en negocitos pequeños. 
Ellos entienden que con esto, están violando ciertas normas municipales de urbanización. Y que por ello la Villa de San Gregorio luce tan mal.
¿Es su culpa o de las autoridades competentes por no ofrecerles sitios adecuados donde puedan ejercer sus negocitos?
He aquí el dilema que confrontará don Agustín. Pero teniendo la entereza de ejecutar lo que prometió, ya como alcalde electo estoy seguro que lo logrará. 
A la distancia, le puedo sugerir que, además del señor Alcívar, invite a dos profesionales de categoría reconocida: Los hermanos  Javier y Jorge García Terán. 
Con ellos tuve la oportunidad de charlar sobre este tema y de buscarle solución inmediata. 
Y concordamos en que todo portovejense “quiere un Portoviejo moderno y ordenado”, como Ud. lo proclamó.
Además, será más facil y conveniente la reubicación, porque de esta forma la ilustre municipalidad, podrá recaudar mayores impuestos. 
Y aliviar el problema urbanístico de Portoviejo.
Buena suerte, señor alcalde electo.
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