En algunas tareas, los robots industriales se dejan guiar por un humano, pero no siempre entienden lo que éste quiere que hagan. Usando sensores sujetados sobre el antebrazo y que pueden interpretar la intencionalidad de los movimientos musculares de la persona, un equipo de robotistas está creado un sistema de control que hace más inteligentes los movimientos de los robots cuando están trabajando con un humano.
Los sensores envían información al robot, permitiéndole interpretar correctamente los movimientos del operador humano y entender las correcciones que éste quiere hacerle.