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La imputualidad

Hay una plaga contagiosa que ha dañado la salud espiritual de un gran número de personas, instituciones y organizaciones.

Viernes 11 Abril 2014 | 04:00

Es tiempo que reflexionemos sobre la necesidad de combatir este mal, me refiero a la impuntualidad, que para muchos se ha vuelto crónica.
Se ha convertido en un hábito de vida que demuestra señal de indisciplina personal, perjudicial para las instituciones y reuniones, es una costumbre negativa que contagia a otros.
Es un testimonio negativo para los de afuera, es una manera de robar tiempo a los demás, falta de respeto, educación y consideración al prójimo. 
La persona impuntual es de deficiente capacidad organizativa, provoca tensiones, desanima y desmotiva, daña la imagen de la institución, trae ansiedad, mal humor, mala apariencia física, vive apurada, se le pierden las cosas por la agitación.
Jamás se ve elegante ni ordenado, pierde el respeto y es mal visto, crea fastidio, hace perder el tiempo útil y hace fracasar reuniones, el impuntual es imprudente. 
Ser impuntual es un hábito difícil de romper, pero completamente necesario perder.
Los manabitas y ecuatorianos tenemos la necesidad que alguna autoridad adopte la iniciativa de instituir el principio de la puntualidad como principal norma de conducta para toda la población en la realización de actos públicos y privados que se lleven a cabo en nuestro país.
Pues la falta de puntualidad, compromiso y exigencia en el cumplimiento de las actividades y responsabilidades ciudadanas, constituye un factor pernicioso para la sociedad, que retrasa y desfavorece el normal y adecuado desenvolvimiento socio-económico del país.
La Constitución de la República establece como uno de los deberes ciudadanos participar en la vida política, cívica y comunitaria del país, de manera honesta y transparente, y es deber de las autoridades apoyar e incentivar todas las iniciativas ciudadanas que propendan al mejoramiento de las costumbres y patrones de conducta de la colectividad.
Más aún si éstas constituyen elemento trascendental que influirá positivamente al progreso y el desarrollo del país.
De allí que, se debe establecer que todos los actos públicos, sean estos cívicos, sociales, culturales, deportivos, entre otros, realizados por entidades públicas o privadas, organizaciones, ciudadanía, se inicien exactamente a la hora que se hubiese programado, instituyendo esta modalidad como norma de conducta ciudadana en todas las actividades humanas.
Los medios de comunicación juegan papel importante para el cumplimiento de la puntualidad en todos los actos y actividades de la sociedad y los ciudadanos debemos realizar campañas de difusión en coordinación con las autoridades.
Les animo a declarar la guerra contra la impuntualidad, en otros países sí se respetan los horarios para conseguir lo que se quiere.
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