Quienes conocimos la región sobre el lomo de un caballo que trabajosamente sacaba sus patas enterradas casi hasta el pecho en los fangales de los caminos orientales, no podemos aprobar esas posiciones cuando hemos podido acceder a Papallacta, Baeza, Cuyuja, El Chaco, Archidona, Tena, etc. por carreteras bien pavimentadas y con señalización completa; sabemos que su construcción ha sido posible por la cosecha de recursos económicos que hace el gobierno con la explotación petrolera.

Entonces, ¿por qué no profundizar en esa industria y extraer el petróleo y refinarlo para vender sus derivados y entregar combustibles para alimentar el desarrollo de la civilización que, como ustedes saben, circula por el mundo en vehículos y no en acémilas?

El ITT, o sea el conjunto de los campos de los sitios Ishpingo, Tambococha y Tiputini, como el Yasuní,  es candidato para la explotación petrolera y podría ser justificativo para marchas y manifestaciones en contra de la extracción de hidrocarburos que le ha permitido a Ecuador dar pasos gigantescos en su modernización.

Hay alguien que dijo que la región amazónica ha vivido siglos sin agua potable; eso lo sabemos todos, pero no está bien ahora ni lo estuvo antes; y no es sólo la región amazónica; son cientos de comunidades de todo el país que carecen de ese servicio y que se sirven del agua de ríos y arroyuelos en el mejor de los casos, y en otros de lagunas, agua estancada, albarradas artificiales y todo lo que permita obtenerla, pues sin ella no hay vida.

Quien diga que el país no necesita del petróleo, miente deliberadamente, porque tenemos muchas cosas elementales que nos hacen falta, además del agua potable. Nos hacen falta instalaciones para el regadío de los campos; equipamientos industriales para transformar los productos de la agricultura y vender con valor agregado; nos faltan elementos para el almacenamiento de alimentos perecibles. Y, al margen de la producción, nos faltan escuelas, colegios, becas, centros de salud, hospitales, hogares de protección, etc. Falta mucho y todo requiere dinero, mucho dinero para lograrlo. El petróleo es una buena fuente de dinero y por lo tanto, debemos seguir explotándolo.

Y es que hay otra razón final; es posible que en unos años, dos, diez o cincuenta, se habrán desarrollado nuevas formas de energía que no necesiten combustibles fósiles; para entonces, ya el petróleo no servirá, porque su precio no alcanzará ni siquiera para pagar los costos de la operación.