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El día después
El día después
Por: Arturo Ceballos Delgado

Lunes 17 Marzo 2014 | 04:00

El día después de las elecciones se parece mucho al día después de un partido de fútbol, todo aficionado tiene una opinión de lo que el director técnico o los jugadores debieron hacer para no perder el partido.

En esto de las elecciones seccionales de hace unos días sucede lo mismo. Todos tenemos un criterio del por qué se perdió o se ganó allá, aquí o en otras áreas. Como hay muchos factores, por ejemplo el carácter del presidente, los analistas se agarran de lo que más les conviene para que su parecer  sea respetado; y es por esto que seguiremos leyendo, escuchando o mirando en la tele a los muchos que quieren convencernos que su tesis es la correcta.
En toda elección hay ganadores y perdedores, pero tratándose de unas elecciones seccionales  lo correcto es asumir que cada sección de la patria es diferente. Había un político norteamericano demócrata, de descendencia irlandesa, Thomas O’Neill,  llamado cariñosamente Tip O’Neill, inteligente, jovial, astuto, de gran carisma, cuando fue presidente de los congresos 95-99  logró llegar a compromisos políticos con los republicanos para el bien del país. Era en la época del 40th presidente  Ronald Reagan. Entre sus dichos favoritos hay uno que le cae al dedo al estado actual del país “Toda política es local”.
Para entender mejor, en  nuestro medio podemos ver claramente las diferencias que hay entre Portoviejo y Manta; y esto que solo nos separan 35 kilómetros. Secciones del  país  urbanas y rurales con sus diferentes economías, educación, historia, posición geográfica, número de habitantes, razas, lenguajes, etc, etc. Sus políticas locales serán siempre diferentes y difíciles de manejar para un gobierno que quiere imponer una uniformidad política en todo el país, tal como sucedió en Corea del Sur, Chile y Singapur, con gobiernos dictatoriales que podían pasar legislación para sentar las bases que sirvieron para el desarrollo integral de esos países. 
En la actualidad son envidia y sirven de guía para el crecimiento y progreso de un país como el nuestro, que quiere salir del subdesarrollo. La revolución ciudadana quiere imitarles, pero el amor que el presidente líder del movimiento tiene por su ciudad natal (Guayaquil ecológico) y por la capital (Unasur), no se da cuenta que las ingentes sumas  que se gasta en estas dos ciudades, priva  a muchos cantones de los servicios básicos, perpetuando el nefasto bicentralismo. Nunca olvidar que la patria ya es de todos, no solo de dos ciudades.
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