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El ilusionismo
El ilusionismo
Por: Childerico Cevallos
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Sábado 08 Marzo 2014 | 03:00

Las diversas propuestas, semioficiales o paraoficiales, que se han difundido como ilusionismo sobre obras a ser efectuadas en el lugar donde aún se encuentra la pista y edificio de la terminal aérea Reales Tamarindos de Portoviejo, están ejerciendo sus efectos en la población de gentes apuradas por creer lo que se propone, en quienes no han evaluado o sopesado lo que significará la renuncia a un bien tan importante como herramienta vital para el desarrollo, entre quienes se frotan las manos al ver simplemente la posibilidad de negocios, entre quienes se encuentran alejados de las repercusiones o efectos directos que genera un aeropuerto, entre quienes están aleccionados o especializados a mostrar afectos al mando y poder para simplemente medrar.

También, por supuesto, están quienes, creyendo que el soberbiosamente impositivo y caprichoso poder gubernamental hace irreversible la sentencia que niega a Portoviejo el acceso directo y propio al tránsito aéreo, expresan sus opiniones honestas sobre la mejor manera de aprovechar el territorio. 
A todos ellos me permito exhortarlos a una meditación pura, moral y cívica acerca de lo que significa para el presente y futuro de la capital manabita, la presencia o permanencia de su aeropuerto.
En cualquier parte del mundo una terminal aérea es señal de desarrollo, es una especialmente lujosa puerta por donde entran,  directa y rápidamente, las posibilidades de crecimiento: las propuestas, las invitaciones, las ayudas a negocios y/o las soluciones a problemas sociales comunitarios. Y constituye seguridad.
Por eso la inmovilización, suspensión y peor la clausura de un aeródromo, con toda una infraestructura millonaria lista para prestar el servicio apenas se requiera su utilización - claro, reacondicionándolo, devolviéndole lo que se llevaron - es el peor atentado contra una población.
Es que la única excusa aparentemente de peso, de que está el aeropuerto “internacional” de Manta a pocos kilómetros, ha sido invalidada con la reconstrucción de aeropuertos en condiciones similares en Esmeraldas, Salinas, Loja, y etcétera. 
Si la draconiana medida es por la cercanía, ¿por qué se empeña el gobierno en construir un puerto de aguas profundas en Guayas, si a pocas millas náuticas queda el de Manta?
La suspensión del aeropuerto Reales Tamarindos es un ataque a la capital provincial, pues en más de cincuenta años no ha presentado accidente alguno, la población de pasajeros fue aceptable, y esto a pesar del permanente boicot de las autoridades aeronáuticas para conceder a las aerolíneas nuevas frecuencias a Portoviejo.
En fin, propongo el acto de contrición a la nueva administración municipal, probablemente de mayoría gobiernista, a cuyos integrantes debe llegarles la invocación como personas independientes al partido político en el que figuran. El pedido es para ellos como seres, como individuos, como ciudadanos con soberanía en su dignidad y honor, para que antepongan su amor y responsabilidad al solar natal, a la vergonzante actitud de la obediencia sumisa. 
 
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