Y hay que señalar que se trata de padecimientos comunes, nada difíciles de tratar y también fáciles de evitar, si se cuenta con los conocimientos sobre lo que se debe hacer para impedir el quebrantamiento de la salud.

El uso prolongado de ventiladores es origen de problemas respiratorios porque además de afectar el ritmo respiratorio, se levanta polvo que penetra en las vías y las infecta; el aire acondicionado también genera problemas porque las personas sometidas a la elevada temperatura del ambiente, ingresan a espacios cerrados y enfriados por esos equipos, con un contraste que afecta su salud en las vías respiratorias.

Lo malo no es el uso de ventiladores o equipos de aire acondicionado, sino la imprudencia con que se los utiliza. 

La humedad ambiental y el calor constituyen el ambiente propicio para la multiplicación de los mosquitos que transmiten el dengue y la malaria; igualmente se multiplican las moscas que transmiten muchas enfermedades.

Por eso en esta época del año se debe multiplicar los esfuerzos para combatir los agentes propagadores de enfermedades.

Es cierto que las autoridades de salud ayudan en ese empeño y en la recuperación de la salud, pero es responsabilidad personal y familiar el evitar la presencia de los males, reduciendo los riesgos, particularmente con los niños que casi siempre son poco prudentes y cuidadosos con su salud.

La agresión de los mosquitos se realiza especialmente en las noches, cuando la víctima está dormida; por eso es una buena medida de prevención el uso de mosquiteros en los dormitorios, así como la utilización de protecciones de tela metálica en puertas y ventanas, manteniendo el cuidado de no dejar abiertas esos elementos de protección.

En cuanto a las moscas, no hay nada mejor para ahuyentarlas que la escrupulosa higiene de los lugares donde se multiplican que son las cocinas y los servicios higiénicos. Mucha limpieza y un toque de fragancia las dejarán fuera del hogar y habrá menos peligro para la salud de nuestra familia.

Hay un factor adicional que es aliado de las enfermedades y es la desnutrición, particularmente en los niños; y no es solamente la pobreza la que impide alimentarlos bien; son también esos caprichitos que les hace negarse a tomar determinados alimentos. En ello ya interviene la constancia del ama de casa que, en conocimiento de las características de sus familiares, combina adecuadamente los principios alimenticios y les dota del atractivo sabor propio de su arte en la preparación de los mismos.

Debemos, todos, estar convencidos de que si los agentes de la enfermedad nos pescan debiluchos y con las defensas bajas, nos convertirán en pasto propio y contribuirán a la destrucción de nuestra naturaleza.

Si bien nuestro cuerpo tiene admirables características para defenderse, poco puede hacer si no tiene los materiales para combatir a los enemigos de su salud.