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Romper la inconciencia (II)
Romper la inconciencia (II)
Por: Childerico Cevallos
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Domingo 09 Febrero 2014 | 04:00

La insalubridad en nuestra ciudad adquiere visos de flagelo en algunos de sus barrios, acrecentada por aquella inconciencia ciudadana que no se ha logrado superar.

Es que la suciedad constituye síntomas normales del diario convivir en donde, casi a modo de espectáculo, se mira montones de desperdicios que crecen en las esquinas mientras los perros los esparcen por la vía pública. 
Es una entrega al conformismo, sin esfuerzo alguno para combatir esta inercia, incubada en la reducida capacidad de las organizaciones municipales.
En varios barrios, desadaptados jóvenes y adultos riegan la basura en las calles, en un ejemplo de completa ignorancia. 
La limitada economía de los gobiernos municipales - salvo honrosas excepciones - ha contribuido a frenar al desarrollo urbanístico de la ciudad y el cantón. 
Sin guía admistrativa y con carencia de medios para superar las graves dolencias fiscales que impiden un adecuado manejo municipal, la capital ha perdido la lozanía de sus reales tamarindos, el romanticismo de su parques y avenidas y la seguridad y comodidad que brindaban sus calles y plazas.
Y lo que es más: el cariño de su propia gente. 
La salud la hemos puesto en riesgo; el orgullo lo hemos confundido. 
De hospitalaria la comunidad ha pasado a insensible.
Pero felizmente existen aún quienes se niegan a aceptar que las fuerzas del mal se apoderen por completo de la cuna de Vicente Amador Flor, quien desde algún lugar de lo inconmensurable debe estar retorciéndose de vergüenza y de dolor al ver a su “... ciudad de San Gregorio siempre amada..” vilmente ofendida.
Sin embargo, hay que reconocer que la actual corporación municipal ha trabajado últimamente por mejorar la situación, por lo que la próxima administración está obligada a servir con eficiencia e inteligencia a la colectividad.
Tendrá que plasmar en la realidad ese espíritu emprendedor que está pregonando en la campaña electoral y que, ciertamente, impera en muchos de ellos.
Deberán esmerarse en trabajar mucho en la educación ciudadana.
Si la inacción ha estado basada en la ausencia de medios para limpiar y evacuar la basura de la ciudad, el principal obstáculo está en el desinterés ciudadano en su autoprotección. 
Creemos que la sangre nueva y la experiencia que será inyectada al concejo cantonal luego de las elecciones del 27 de febrero, mediante constancia y educación permitirá recobrar la razón. 
El resto será ya de coraje y amor propio.  
Los nuevos munícipes deben servir de ejemplos entregando inteligencia y deseo grande de trabajo por su ciudad, contagiando, entusiasmando a los demás. 
Y la elaboración de programas sociales que incluyan la mayor participación de personas e instituciones no oficiales será el camino al reencuentro del amor al lugar natal, a la revitalización de Portoviejo y al camino de su prosperidad, de grandeza. 
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