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Las subjetividades  del poder
Las subjetividades del poder
Por: Childerico Cevallos
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Domingo 02 Febrero 2014 | 04:00

C on la sentencia emitida por la Superintendencia de la Información y la Comunicación (Supercom) contra el caricaturista Xavier Bonilla -cuyo seudónimo profesional es Bonil- y diario El Universo, vuelve a la palestra pública la posición del presente régimen acerca de su interpretación de lo que es la libertad de opinión y de prensa.

La recientemente integrada Supercom, en su período de estreno como entidad del gobierno encargada de supervisar lo que publican o difunden los medios de comunicación del país, ha dispuesto que Bonil rectifique, en un plazo de tres días, el texto que acompaña a una caricatura publicada en El Universo, en la que hace mención al allanamiento realizado, semanas atrás, por la Fiscalía y la Policía Nacional a las oficinas del abogado del sentenciado asambleísta Cléber Jiménez, considerada como alejada de la realidad y estigmatizante de la labor de la Fiscalía y la Policía.
A El Universo, en cambio, se le aplica una multa del 2 por ciento del promedio de la facturación de los últimos tres meses por no abstenerse a tomar bando en un caso que se encuentra en fase de indagación.
Pero, de acuerdo con la decisión, según mi lega interpretación, parece que a la Supercom le ha incomodado sólo el pie de la gráfica, porque es lo que manda a rectificar. Y a Bonil probablemente le será un poco duro pensar qué decir de un dibujo al que creó con determinado mensaje y ahora se espera diga lo contrario.
¿O qué mismo? Porque se presenta un mar de confusiones.
Desde el mismo inicio de las intenciones de crear un ente regulador del trabajo de los medios de comunicación, estos expusieron su preocupación por la serie de inconvenientes a presentarse en un campo en el que impera la subjetividad, temiéndose que pudieran cometerse más injusticias que aciertos. Porque una noticia, una opinión puede ser interpretada de mil maneras, dependiendo del estado anímico, de conocimientos, de educación y de intereses que, lamentablemente, no siempre son comunitarios. Y en el caso presente, hasta del sentido del humor. 
Se comenta que tantas maneras de pensar y sentir hay en el mundo cuantas cabezas existan, lo que está bien para que impere la democracia, pero indica el grado de dificultad a superar para una adecuado entendimiento y una inteligente administración colectiva.
Bonil dijo, en descargo de la acusación, que la leyenda era transcripción de expresiones emitidas por el dueño del local allanado, lo que fuera replicado por la Supercom porque no estuvieron encomilladas. 
Por su parte, El Universo tendrá que consignar seguramente decenas de miles de dólares por la conminación legal.
Si bien un Estado debe regirse con leyes que garanticen el bienestar ciudadano, es imprescindible que impere la lógica en la aplicación de las mismas, especialmente en cuanto al respeto que ese Estado debe a los derechos fundamentales del hombre, como son las libertades a expresarse, a opinar, a tener prensa independiente como termómetro a las acciones oficiales y evitar el exceso de las obnubilaciones del poder.
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