* La investigación, seguimiento y castigo que como política de Estado persiste contra quienes, a la luz de la verdad oficial, estuvieron implicados, directa o indirectamente, en la revuelta protagonizada por miembros de la Policía Nacional y algunos de las Fuerzas Armadas contra el presidente Rafael Correa, el 30 de septiembre del 2010 (30S) en Quito. 

La intensidad puesta en este caso hace que la oposición diga que es una persecución política.

 

* El enjuiciamiento al diario El Universo por un comentario personal de su editor de opinión, Emilio Palacio, calificado como injurioso contra el mandatario de la nación, que culminó con sentencias a prisión del periodista y de tres de los más altos ejecutivos del diario, así como al pago de varias decenas de millones de dólares. 

El veredicto no fue ejecutoriado en razón a la disposición del agraviado de perdonarlos. 

Sin embargo, Palacio sigue asilado en los Estados Unidos con apuros económicos, negándose a regresar al país por temor a malas sorpresas. Y la justicia ha quedado lesionada en su credibilidad por la serie de irregularidades denunciadas en el proceso. 

 

* Mery Zamora, activista del Movimiento Popular Democrático (MPD), inicial aliado del régimen, ha sido sentenciada a varios años de prisión porque, según la acusación, en su condición de presidenta nacional de la Unión Nacional de Educadores (UNE), promovió en colegios de Guayaquil protestas callejeras durante la sublevación policial de septiembre 30.

 

* Cléver Jiménez, asambleísta opositor al gobierno, deberá cumplir  varios años en la cárcel, luego de que en un enmarañado proceso fuera encontrado culpable de injurias al mandatario nacional. 

Sobre la sentencia pesa la gran interrogante de la legalidad del juicio, pues se argumenta el despojo inconstitucional de su condición de legislador.

 

* La expedición de una Ley de Comunicación que apunta a que los medios se vuelvan ciegos, sordos y mudos ante las falencias, atropellos e irregularidades y corrupciones que pudieran darse, convirtiendo a los periodistas en sumisos voceros de las acciones oficiales de este y futuros regímenes. Una mordaza a la prensa libre, independiente y pluralista.

 

¿Qué son mentiras? 

Fácil de comprobarlo si el gobierno abriera las puertas al debate, respetando el derecho a disentir, confrontándose democráticamente con la oposición, para que sea el pueblo quien determine quién tiene la razón.